Por Isabel Martínez Pita.- Seguir las huellas y rastros de los animales es una profesión que solo un español mantiene en nuestro país, José María Galán, quien trabaja desde 1992 en el Parque Doñana como guía y que viaja con asiduidad a África para transmitir sus conocimientos a las poblaciones cercanas de los Parques Nacionales con la intención de frenar la caza furtiva.
“Soy guía del Parque Nacional Doñana desde 1992 y mi principal labor ha sido siempre ser guía para las visitas al Parque, tanto institucionales como para grupos de escolares y de apoyo a la conservación, y en ese apoyo a la conservación es donde comencé a trabajar con la labor de rastreo, hace aproximadamente 20 años, en el Parque”.
El onubense, natural de Almonte, que trabaja como guía en Doñana, es el único español en posesión del certificado oficial de Especialista en Huellas y Rastros, además de examinador de nuevos rastreadores en la Península Ibérica y en su labor en el Parque ha recuperado las técnicas ancestrales del rastreo para conocer más sobre la fauna de uno de los rincones con mayor diversidad de Europa.

Nuestro Plan de Acción, de acrónimo TIFIES (Plan de Acción Español contra el Tráfico Ilegal y el Furtivismo Internacional de Especies Silvestres), fue aprobado en Consejo de Ministros el 16 de febrero de este año, y se acaba de publicar recientemente en el BOE (Boletín Oficial de España).
Localizar los animales antes que matarlos
Entre sus objetivos, Galán, busca dentro de las comunidades locales africanas aquellas personas capaces de aumentar sus capacidades para detectar la localización de los animales antes que matarlos y “de esta forma también generamos empleo” entre los habitantes que viven alrededor de los parques nacionales africanos.
Galán subrayó que “el objetivo es frenar la capacidad que tienen las organizaciones criminales de reclutar gente, a la que nosotros preferimos formar en nuestros valores de conservación”.

“En el marco del plan de acción que hemos creado, tenemos varios grupos de trabajo para África, y el principal está relacionado con la formación, a través de la que proporcionamos material para ayudar a desarrollar sus capacidades de orientación, navegación y permanencia en el bosque para el rastreo”.
El trabajo de Galán se encuentra inmerso en una red a la que se han suscrito empresas privadas y ongs que tienen por finalidad detectar a los furtivos que provocan las masacres.
Pero la situación en Europa y en EE.UU. tiene otro cariz y en donde hay otro trabajo que es el que Galán manifestó que hay que hacer para cambiar y que se refiere a “nuestras actitudes y nuestros modelos de consumo”.
El sentido de conservación de los africanos por su territorio
Para el medioambientalista, “el tráfico ilegal es internacional y mueve entre 8.000 y 20.000 millones de euros al año y si no hubiera una demanda no se movería ese dinero, pero yo soy afroptimista y considero las capacidades y las muchas ganas que tienen ellos de aprender, así como el sentido de conservación de sus territorios”.
[box type=”shadow” ]”Ellos saben que la pérdida de biodiversidad es pobreza para su territorio, porque si los turistas no tienen rinocerontes, ni elefantes, leones o leopardos se van a otro sitio”. “Pero nosotros, los europeos, tenemos un responsabilidad, y concretamente España porque nuestro país es punto de encuentro entre Europa, Sudamérica, África y Asia, y país bisagra donde se produce el tráfico ilegal”, agregó Galán.[/box]
“En mi opinión, la defaunación o pérdida de vida que nuestros hábitos de consumo origina en nuestro planeta, supone una amenaza directa a la supervivencia de nuestra especie, quizás más grave y menos conocida que el Calentamiento Global o el Cambio Climático”.
Lo que se pregunta Galán es qué es lo que hace que seamos capaces de matar a un animal de 2.500 o 3.000 kilos para conseguir tres kilos de materia, “que es lo que pesa un cuerno, que está constituido de la misma sustancia que tenemos en nuestras uñas, pero modificado”.
Para el medioambientalista, “las causas profundas de nuestra actitud se encuentran en nuestras creencias más profundas, seamos ateos o creyentes, porque consideramos que todo lo que existe en la Tierra nos pertenece, e incluso algunos piensan que por mandato divino, otros por vanidad o por ego”.
Pero José María Galán lo explicó haciendo mención de una historia que comenzó en 2004 cuando el presidente de Vietnam sufrió un cáncer y después de haber recibido quimioterapia y radioterapia, en 2005, decidió encomendarse a la medicina tradicional china y hacer uso de un cuerno de rinoceronte para tratar de curarse.
“El presidente de Vietnam se curó, posiblemente por el tratamiento médico que recibió, sin embargo, a la sociedad china le produjo tal impacto que millones de chinos quisieron tener un cuerno de rinoceronte o elefante, por lo que hasta llegaron a ser robados de museos europeos para ser vendidos en Asia”, concluyó José María Galán. EFEverde
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