David Vargues.- En pleno distrito centro de Madrid, un pequeño huerto urbano ubicado en la terraza del último piso del colegio madrileño Sagrado Corazón alberga plantaciones de guisantes, remolachas, espinacas o nabos, sembradas y cuidadas por estudiantes de todas las etapas educativas, en un intento por acercar a los ritmos de la Naturaleza a los urbanitas de menor edad.
“Lo fundamental no es la producción, sino que vean el ciclo de vida completo” de estas especies, precisa a EFE el supervisor de las tareas del alumnado, Ignacio Molina, quien asegura que los pequeños “esperan impacientes la llegada de la primavera para retomar el sembrado” ya que las intensas precipitaciones de primeros de año, sumadas a las frías temperaturas posteriores, han dejado una imagen “algo errática y deslucida” del huerto urbano en comparación con la del curso pasado.
La distribución de los bancales se reparte por niveles educativos: los más pequeños, “los agricultores más entusiastas del centro, asisten encantados a su turno de faena”, hasta el punto de que a la hora de cosechar “les enseñas, por ejemplo, una hoja de espinaca, te preguntan si la pueden probar y acto seguido se la comen con un interés increíble”.

Colgadas de las paredes, existe un espacio para las plantas aromáticas, que actúan como “efecto llamada” para los insectos polinizadores mientras que avispas e incluso murciélagos gozan igualmente de pequeños cobijos.
Los estudiantes también trabajan con el compostaje: todas las semanas, se organizan turnos para recoger los deshechos de fruta del comedor, pesarlos y transportarlos a la compostera donde son mezclados con la materia seca formada por las hojas recogidas del suelo entre el otoño y el invierno.
La puesta en marcha de estos talleres surgió a raíz del proyecto impulsado por la organización ambiental Ecoembes, a partir de la diseminación de contenedores de plástico y papel por todos los pasillos del colegio con el objetivo de estimular el reciclaje, que cuentan con responsables de su buen funcionamiento, elegidos semanalmente y con carácter rotatorio en cada clase.
El medioambiente como pilar educativo
Ecoembes reafirma su convicción de que formación y educación son las mejores herramientas para generar respeto al entorno natural y el uso responsable de los recursos y por ello han dado un paso más con la iniciativa ‘Naturaliza’, que busca apoyar la presencia del medioambiente en el sistema educativo a través de asignaturas troncales de Primaria -Ciencias de la Naturaleza, Ciencias Sociales, Matemáticas y Lengua Castellana- con especial atención a pedagogías activas como el aprendizaje cooperativo y basado en proyectos.
La entrada en vigor de la Ley Orgánica de la Educación (LOMLOE) en 2021 permite “reconectar con el entorno natural y paliar las deficiencias medioambientales en las escuelas” según Molina, quien ha mostrado su interés por poner en marcha proyectos concretos de este tipo en los últimos dos cursos de la Educación Secundaria Obligatoria.
Son numerosos los centros educativos que exploran la posibilidad de desarrollar este tipo de iniciativas, como sucede por ejemplo con el grupo internacional Cognita, que está reubicando uno de sus centros en España, TEMS (The English Montessori School), en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón, con unas instalaciones “rodeadas de vegetación y en gran medida autosuficientes” con el objetivo de “impulsar las necesidades académicas del futuro”.

Así, su infraestructura está diseñada, en la misma línea que la nueva normativa educativa, hacia un mayor acercamiento a la Naturaleza, con espacios verdes que “favorecen un colegio naturalizado, aislado del exterior y con gran protagonismo de materiales como la madera”, han explicado portavoces de este grupo educativo.
Además, la infraestructura de este centro, que será inaugurado en principio en 2024, se desarrollará sobre los pilares de la eficiencia energética a través de la obtención de energía fotovoltaica y aerotérmica como generadores de electricidad. EFEverde
Debe estar conectado para enviar un comentario.