Botellas de plástico, latas de conservas, bicicletas o ruedas y los elementos más insospechados pueden servir para transmitir música a través de las creaciones artesanales del luthier Pablo Castellanos y, gracias a su labor de reciclaje, concienciar a la gente de las posibilidades que tienen los objetos que se tiran a la basura, sin pensar en un futuro para ellos.
Pablo Gallardo, gaditano de 38 años, comenzó su carrera profesional como ebanista, al mismo tiempo que estudiaba música en el conservatorio de su ciudad natal, profesiones ambas que le hicieron penetrar en el mundo de la música, además de poder realizar los instrumentos necesarios para ella.
“Todo empezó cuando mi curiosidad por saber qué se encontraba dentro de una guitarra para que sonara me hizo destrozarla y descubrir de esa manera lo que había en su interior, el alma de la música que transmitía melodías”.

Aprendizaje de la música en la calle
Atraído por las comparsas gaditanas y la música que en ellas se componía, Gallardo dejó el Conservatorio para seguir su aprendizaje en la calle.
De esta forma, llegó a formar comparsas muy especiales compuestas por instrumentos todos ellos reciclados, que él mismo animaba a sus compañeros a construir.
“Aunque comencé a aprender música en el Conservatorio, donde más he aprendido ha sido en los carnavales de Cádiz, donde comencé a concursar desde muy corta edad, y con mis compañeros de comparsas aprendí a tocar la guitarra por los barrios porque nosotros somos muy autodidactas”.
Desde estas agrupaciones, Gallardo, conocido Pablo Cuarto Kilo en el mundo de las comparsas, comenzó a poner en practica su ingenio creativo, inventado instrumentos con materiales reciclados.
Objetos reciclados para una zanfoña medieval
“El instrumento más extraño que he construido y del que me siento más satisfecho ha sido una zanfoña medieval que hice para el grupo de comparsa ‘Los imprescindibles’, en 2015, con una lata de aceite, una cuchara de madera y una bicicleta. Se toca con una rueda, que frota la cuerda y, según la posición de los dedos, así emite la nota”, explicó Gallardo.

Otros de los originales instrumentos que ha fabricado han sido un bajo, construido a partir de una tabla de lavado, o una guitarra eléctrica con un palé de madera. “Muchos al ver esta guitarra ni se creen que esté hecha con un palé, así que he tenido que publicar el proceso de fabricación”.
Dentro de las satíricas y burlescas escenas que recorren Cádiz en época de Carnaval, Pablo Gallardo siempre busca construir instrumentos “que no rompan con el cuadro que interpreta la comparsa”.
“Para ello tenemos que inventarnos los instrumentos adecuados y recoger las cosas que sirvan para su construcción”. De esta forma, Gallardo comenzó a darse a conocer y “la gente iba a encargándome instrumentos para otras agrupaciones u orquestas”.
“Cuando ves un objeto sabes qué sonidos puedes crear. Pero cada instrumento necesita una serie de componentes que a veces son difíciles de encontrar. El último que hicimos lo construimos con un barril de cerveza, al que añadimos, clavijas, que son imprescindibles para guitarras o bajos”.
“Hay otros elementos diferentes para los instrumentos de viento, en los que hay que buscar objetos que tengan determinados grosores, así como varios diámetros y alturas, según los tonos que quieras que emitan”.
Las latas y cajas de frutas para instrumentos de cuerda
Gallardo tiene muy claro que el material que mejor suena en un instrumento de cuerda es la madera, sin embargo, el material reciclado que más se utiliza para conseguir estos instrumentos son las latas y las cajas de fruta de madera, los palés.

La sinfonía de la que Gallardo se siente más orgulloso de haber conseguido con sus instrumentos reciclados es el “Himno a la Alegría” (de Van Beethoven), durante un curso que ofreció bajo los auspicios del Ayuntamiento de Cádiz y que se compuso con una flauta y una zanfoña.
Una de los objetivos de Gallardo es poder dar clases de música a los niños y hacerles llegar el interés por los instrumentos musicales.
“Crear una orquesta infantil como la que ya existe en Paraguay, la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura, con el objeto doble de acercar la música a los niños, que ellos mismos puedan ser intérpretes y, además, den valor a la sostenibilidad y al reciclado”.
“Es decir, que esos niños también busquen objetos y le den vueltas a la cabeza para construirse los instrumentos que desean tocar. Solo de esa manera pueden conocer el alma de ese instrumento y buscar el sonido de un instrumento desde la primera pieza de su construcción”, concluyó Pablo Gallardo. Efeverde
Debe estar conectado para enviar un comentario.