Con su particular aire futurista, la base belga Princesa Elisabeth, en la Antártida, se prepara para la llegada de los científicos a sus instalaciones. Es la primera estación de investigación científica del mundo que no emite dióxido de carbono a la atmósfera.
Con su particular aire futurista, la base belga Princesa Elisabeth, en la Antártida, se prepara para la llegada de los científicos a sus instalaciones. Es la primera estación de investigación científica del mundo que no emite dióxido de carbono a la atmósfera.