Efeverde.- El Mar Menor ha perdido desde 2014 el 85 por ciento de la extensión de sus praderas marinas, según un estudio realizado por el Instituto Español de Oceanografía (IEO) y la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE).
ANSE y el IEO trabajan conjuntamente en un proyecto científico desde 2013, cofinanciado por la Fundación Biodiversidad, para realizar la cartografía, estado de salud y evolución de las praderas marinas de la laguna costera del Mar Menor.
Tras diversas inmersiones de buceadores, el trabajo compara la situación de este año con la cartografía de 2014, en la que había 13.780 hectáreas, según han dicho hoy en la presentación del informe el presidente de ANSE, Pedro García, y el investigador del IEO Juan Manuel Ruíz.
En esa cartografía se determinó que en el Mar Menor contaba con un total de 13.780 hectáreas de praderas marinas de Cymodocea nodosa, Ruppia cirrhosa y Caulerpa prolifera. De esa superficie, aproximadamente el 60% correspondía a praderas de la angiosperma marina Cymodocea nodosa con desarrollos muy elevados, tanto en las zonas someras como en las zonas más profundas de la laguna.
Según explicaron hoy, de las 880 hectáreas de Cymodocea docea existentes en 2014 ha desaparecido el 59,71 por ciento; de las 6.277 hectáreas de Cymodocea nodosa mixta lo han hecho el 94,93 por ciento; el 0,40 por ciento de la Ryppia Cirrhosa y el 71,55 de las 3.686 hectáreas de Caulerpa prolifera.

García y Ruíz atribuyeron el drástico cambio en la calidad de las aguas de la laguna en la proliferación masiva de fitoplancton que hizo que sus aguas se tomaran verdes y extremadamente turbias.
Tanto es así que, en una inmersión realizada este año, se vieron obligados a emplear linternas led de gran potencia a tan sólo 5 metros de profundidad debido a que sólo llegaba de la superficie un uno por ciento de luz, cuando en el el Mediterráneo ocurre a cien metros de profundidad.
En las imágenes de vídeo grabadas por los buceadores de ANSE y el IEO se puede ver claramente que no hay fauna ni praderas y que incluso hay unas manchas blancas de bacterias por anoxia o falta de oxígeno.
Los buceadores tenían que ir agarrados uno a otro para no perderse por la falta de visibilidad.
García dijo que por fortuna existe una foto fija previa al “desastre ambiental” debido a que en 2014 realizaron la primera cartografía de alta precisión del Mar Menor “justo antes de que se produjera la hecatombe”, y con un inventario muy preciso de las presiones que sufría la laguna.
Juan Manuel Ruíz, del IEO, recordó que en 2014 llevaron a cabo 57 puntos de muestreo y 190 inmersiones más para comprobaciones puntuales en las que se comprobó que el 54 por ciento del fondo total del Mar Menor tenía vegetación, llamándoles la atención entonces el abundante número de Cymodocea, especie que se creía que había sido desplazada por la Caulerpa, introducida cuando se abrió el puente del Estacio.

En aquella ocasión se documentó la existencia de altos índices de cobre por la pintura de los barcos y los herbicidas de la agricultura, así como alguna presencia de arsénico, cadmio y plomo, por los vertidos históricos de la actividad minera, así como el impacto de la actividad humana por los puertos, dragados y vertidos.
Desde mayo de este año
Desde el pasado mes de mayo el IEO está midiendo los aspectos físico-químicos de la columna de agua tras el cambio repentino de su calidad, y en esos análisis han detectado una carga de partículas que no era especialmente alta con respecto a 2014, pero sí una muy elevada carga orgánica e incluso con imágenes de satélite se observó la fluorescencia de la clorofila que se disparó desde la segunda mitad del año 2015.
El aumento de plancton evita que la luz llegue al fondo cuando las plantas marinas necesitan como mínimo un 11 por ciento de la luz que entra en superficie.
El centro del fondo del Mar Menor es un desierto
En las inmersiones realizadas entre septiembre y octubre de 2016 se comprobó que en la parte central era un desierto sólo con sedimentos fangosos y que no había nada de vegetación por debajo de los 3 metros de profundidad.
Tras comprobar la pérdida del 85% de la extensión inicial de praderas marinas del Mar Menor , el 15% restante es concentra en las partes más someras e iluminadas de la laguna, a profundidades superiores a los 2-3 metros.

Esto supone un importante cambio en el ecosistema lagunar que requerirá especial atención y seguimiento para determinar sus posibles consecuencias ecológicas y sobre las actividades humanas que se desarrollan en el Mar Menor.
La evolución de las praderas, indicador de la evolución del ecosistema
La evolución de los límites de las praderas marinas será, por tanto, el mejor indicador ecológico de la evolución del ecosistema lagunar y los efectos de las medidas de gestión que están siendo aplicadas para revertir la situación actual.
Al recoger muestras de las praderas existentes en la zona perimetral para medir su fotosíntesis comprobaron que el balance de carbono era muy bajo e incluso negativo en zonas como Playa Honda.
Pedro García aseguró que a día de hoy es imposible cuantificar en que tiempo se podrá recuperar el Mar Menor, mientras que Juan Manuel Ruíz aseguró que la calidad del agua “no está mejorando” y que actualmente no ven ningún signo de mejora.
A su juicio, hay que trabajar para eliminar las presiones de todo tipo que han causado el deterioro del agua y el trabajo para ello resulta “muy complicado” porque supondría, entre otras cuestiones, reestructurar aspectos como la agricultura intensiva del campo de Cartagena.

Pedro García calificó de “auténtico escándalo” la destrucción de las praderas del Mar Menor y “esa foto fija es extremadamente grave“, por lo que habría que actuar en la contaminación en origen y la actividad agrícola es un punto clave, para el dirigente ecologista.
Un vertido el miércoles 23 de noviembre
Comentó que el pasado miércoles acompañó a un equipo del “Escarabajo Verde” de TVE y se toparon con la desagradable sorpresa de un vertido de 120 litros por segundo en la rambla del Albujón.
“No se va a solucionar nada si la agricultura se va a practicar como hasta ahora”, añadió, y denunció que el problema viene de hace décadas por lo que “no debe ser tan simple como para que se solucione todo en dos meses”.
“La administración debería tener un poco más de cautela y decir la realidad”, opinó García, quién aseguró que las medidas adoptadas hasta ahora “se quedan cortas y faltan otras muchas”. Al respecto, señaló que técnicos de la UE han echado en falta concreción y definición de las medidas y compromisos que se quieren alcanzar. Efeverde
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