Operario limpia la nieve acumulada en las calles de Aguilar de Campoo (Palencia). EFE/Quique Bravo

PALENCIA TEMPORAL NIEVE

Ni médico ni colegio, y el pan congelado, como la vida en el norte de Palencia

Publicado por: generico 6 de febrero, 2015 Palencia

EFEverde.- El temporal de nieve ha congelado estos días la vida de muchos habitantes del norte de Palencia, con pueblos incomunicados por carretera, algunos sin luz ni teléfono, colegios cerrados, trabajos interrumpidos, nieve acumulada que impide el acceso al médico y al panadero, y situaciones que ni los más mayores recuerdan haber vivido nunca.

Lleva más de quince días nevando en todo el norte de Palencia y desde el miércoles un fuerte temporal de nieve y viento ha detenido el tiempo en más de 40 pequeños pueblos, las temperaturas que rozan los 10 bajo cero han congelado los hábitos de muchas personas y la estampa que dibuja la nieve en calles y carreteras roza lo increíble.

“Tengo 58 años y nunca había visto algo parecido”, relata a Efe el alcalde de San Cebrián de Mudá, Jesús González, que lleva subido a la “pala” 16 días intentando despejar un poco las calles del pueblo, un poco agobiado porque la rutina se repite a cada momento y “no avanzas”.

“Según quitas, sigue cayendo, y además va helando, y el viento mueve la nieve de un sitio a otro. Es imposible”, insiste, mientras intenta describir el enorme nevero de casi tres metros que tiene delante y que no consigue mover con la pala, que hay casas en las que no se ven las puertas, ni las ventanas de la planta baja, y que “no hay ni un alma por las calles. Parece un pueblo fantasma”.

 Un pueblo tan fantasma como el resto de pueblos de la Montaña Palentina, donde ni siquiera llega el médico, y los pocos niños que hay celebran no haber podido ir a clase, porque las carreteras están cortadas.

 

“Estamos todos quietos en casa”, afirma Amor, que desde el miércoles a mediodía no se mueve de la casa que comparte con su madre y su marido, porque tienen la puerta cubierta de nieve y ni siquiera ven ahora mismo donde está el coche que dejaron aparcado hace dos días en la calle.

Es la dueña de una casa de comidas, Venta Morena, en San Salvador de Cantamuda, un negocio de carretera que lleva toda la semana cerrado “porque por aquí no pasa ni un alma”.

Claro que ellos con la comida no tienen ningún problema, ni ellos ni nadie en la zona, y eso que el supermercado está cerrado desde el miércoles porque la nieve cubre toda la puerta.

“Aquí siempre tenemos comida en casa, a nadie le faltan los chorizos, los jamones. Los arcones están llenos con los productos de la matanza del cerdo y con lo que se congela del huerto”, explica Amor.

Así que por ahí, no hay problema. Otra cosa es el aburrimiento, que matan haciendo cosillas en casa, mirando la tele, llamando por teléfono, en las redes sociales, o si el bar está abierto,- en los pueblos en los que hay bar-, acercándose a echar una ‘parlada’ o a jugar la partida.

La ruta de los Pantanos

Peor suerte han tenido en la decena de pueblos de la Ruta de los Pantanos, por encima de Guardo y Velilla, donde además de estar incomunicados por carretera, hay unos 150 vecinos que llevan dos días sin electricidad y sin teléfono.

Es imposible hablar con ellos, porque no hay línea telefónica, y la cobertura para móviles es muy limitada, pero Gerardo Lobato, alcalde de Triollo, puede describir la situación que se vive en Cardaño de Arriba y Cardaño de Abajo, La Lastra, Vidrieros, y en su propio pueblo, Triollo, porque él, afortunadamente está en Cervera de Pisuerga.

“Todo aquello es una cisquera, no se puede ni entrar, ni salir, hay más de tres metros de nieve”, explica Lobato.

Pero lo peor es que la gente está sin electricidad y sin teléfono, “y las calefacciones ya no son de leña como antes, porque se han puesto muchas eléctricas, que ahora no funcionan”, relata.

Desde el viernes no llega ni el pan, ni la fruta, y como no hay luz hasta la comida que tenían guardada en los arcones se ha estropeado.

Otro problema es el ganado, que tiene que salir de las naves y no puede, porque la nieve tapa las puertas, y hasta ha hundido algún tejado, matando a los animales que había debajo.

“Hay que hacer túneles para pasar, o saltar por las ventanas para entrar a alimentar al ganado. Parece increíble pero es cierto, es para verlo, porque si no, no te lo crees”, insiste Gerardo.

Y lo único que pueden hacer, dicen los vecinos es “aguantar” y esperar a que capee el temporal mientras se preguntan por qué se moviliza todo el mundo cuando se corta una autovía y de los pueblos pequeños nunca se acuerda nadie.EFEverde