El biólogo y naturalista Alberto Fernández Gil ha asegurado a Efeverde que resulta “bastante artificioso” hablar de la recuperación de las poblaciones de osos y lobos, cuando su número, “mucho menor que hace un siglo”, se encuentra en un “declive clarísimo y continuo” en España.
A pesar del repunte de ejemplares de los últimos años, desde los años 80 en el caso de los lobos y desde los 90 en el de los osos, la tendencia del área de distribución teniendo en cuenta las cifras históricas es de claro descenso y son especies que están en riesgo de desaparecer en un futuro.
“Aunque en este momento haya unos pocos osos o lobos más que hace 20 años, el número mínimo de animales que deberíamos tener para garantizar su supervivencia es de varios miles”, advierte Fernández Gil, pero esta cifra no se alcanza en ninguna de las dos especies.
Además, “tanto lobos como osos de la península no están conectados con otras poblaciones europeas, con lo que son grupos aislados que no tienen posibilidades de recibir ejemplares en caso de que sufran una crisis demográfica muy fuerte”.

Respecto a los osos, “estamos muy lejos de alcanzar la cantidad necesaria ya que apenas hay unos cientos” por lo que la especie está hoy considerada en peligro de extinción, mientras que los lobos padecen una situación de vulnerabilidad crónica, pues “se estima que puede haber 1.000 o 1.500 ejemplares en España…, son unos números muy justitos desde el punto de vista de la viabilidad demográfica y funcional”.
Fernández Gil recoge todas sus experiencias de los últimos treinta años de trabajo en su libro de reciente aparición “Osos y Lobos, Comportamiento y conservación de los grandes carnívoros en la Cordillera Cantábrica“, en el que ofrece una panorámica de la convivencia, las peculiaridades más llamativas y la situación de estas dos especies “clave” en el norte de la península ibérica.
Influencia humana
Su principal queja es la “decisiva” influencia del hombre en estos ecosistemas: “prácticamente toda la mortalidad de los ejemplares adultos se debe a la intervención humana”, incluso desde un punto de vista pasivo, ya que el desarrollo tecnológico “extrae los recursos y ocupa el medio con una eficacia y violencia que implica alteraciones y graves afecciones” para los animales salvajes.
“Cada vez somos más, utilizamos el 60 % de los recursos hídricos disponibles, extraemos recursos del 100 % del territorio y esto provoca que el resto de las especies tengan muy limitado el hábitat, la energía y las posibilidades de sobrevivir”, se lamenta.
Por ello, la supervivencia de estas dos especies depende del ser humano al que, “egoístamente“, le interesa mantener los sistemas naturales “pensando en nuestra propia supervivencia”, ya que, “cuánto más natural y complejo es un ecosistema, más resistente a las perturbaciones es“.
Según Fernández Gil, “los humanos estamos siendo torpes porque, conociendo los efectos de nuestra actividad, no nos comportamos como deberíamos…, los gestos de cuidado de la naturaleza son muy limitados”.
Ideas equivocadas de la naturaleza
Para este experto, osos y lobos afrontan además el problema de las “múltiples formas de antropomorfismo que hemos dado a los animales a lo largo de milenios, que tiene mucho que ver con las culturas religiosas”.
“Los lobos, por un lado, han sido la personificación de Lucifer, del demonio, y así han sido retratados en pintura y literatura desde la Edad Media…, se les ha representado de forma peyorativa, aunque también como deidades, y los osos, por otro lado, hasta hace muy poco eran vistos como unas alimañas que había que exterminar”, describe.
Todo ello, unido a “malas campañas de divulgación” enfocadas en cambiar la idea de “animal tratado como demonio” para sustituirla por la de “animal amigable y bondadoso”, que tampoco es cierta, han provocado ideas equivocadas de la naturaleza que no ayudan a comprenderla ni a respetarla. EFE.
Debe estar conectado para enviar un comentario.