Irene Martín Morales.- EFEverde.- El clima influye en el estado de ánimo en las distintas épocas del año mediante factores como “la temperatura, la presión y la luz”, elementos que “nos afectan mentalmente”, confirma a Efe la psicoterapeuta gestalt Clotilde Sarrió, cuando este martes se celebra el Día Mundial del Sol.
La incidencia de las variaciones de la presión atmosférica sobre el riesgo de padecer enfermedades cerebrovasculares está demostrada clínicamente, sobre todo en el ictus, especifica Sarrió, directora de la clínica Terapia Gestalt en Valencia, pero también afecta a la probabilidad de sufrir convulsiones en pacientes epilépticos, así como la aparición de crisis migrañosas, entre otras.
Según esta profesional especializada en psicoterapia integrada en la psicología humanística, el clima puede generar otro tipo de impactos positivos y negativos en relación a la cantidad de luz de sol recibida: “hay personas que suelen notarse afectadas por la falta de luz en el sueño porque hay una deficiencia en la melatonina”, la hormona que regula el ciclo sueño/vigilia.
En caso de sufrir un “trastorno estacional” -provoca que el estado de ánimo varíe según la estación, como sucede a veces en otoño o en invierno, cuando “se pueden notar bajones” por la falta de luz o el aumento de la lluvia- esta especialista insiste en la importancia de que ser consciente de lo que a uno le está sucediendo.
“Hay personas que son más predispuestas a ello”, sobre todo aquellas que “tienen depresiones y pueden estar en tratamiento”, precisa.
Por otra parte, la luz del sol directa y la alta luminosidad durante el día pueden impactar positivamente no solo en el estado de ánimo -favoreciendo “socializar”, según Sarrió- sino también a la salud física, por la vitamina D generada a partir de la radiación ultravioleta de tipo A, que traspasa la capa de ozono y regula el metabolismo, apunta el meteorólogo de Meteored, José Miguel Viñas.
Más allá de la luz, otros determinantes climáticos son los grandes cambios de temperatura como los vividos en olas de calor, que acarrean efectos psicológicos y físicos.
Crisis climática
Últimamente, estos efectos derivados de los cambios bruscos “se están manifestando a gran magnitud”, asegura Viñas, quien recalca que estas alteraciones son “cada vez más frecuentes y de mayor intensidad” a consecuencia de la crisis climática.
Especialmente, el exceso de calor provoca más irritabilidad y cansancio e incluso puede llegar a impulsar “el suicidio” o el aumento de delitos “como el asesinato”, advierte Sarrió.
El cambio climático puede afectar de otras formas, como por ejemplo a través de la llamada “ecoansiedad” que algunas personas sufren por la “terrible” evolución del clima y la sensación de que esto está listo “para sentencia” o porque los cambios en las condiciones ambientales “terminen también afectando” a nivel anímico y físico.
“Pensando en el futuro se abre un abanico de posibles escenarios” que, dependiendo de la emisión de gases, puede ir a “mejor o peor”, pero, para Viñas, lo importante “es que hay un margen de tiempo”.
Por tanto, agrega, “hay que aceptar que va a seguir habiendo cambios, aunque en poco tiempo consigamos esa ‘descarbonización'” pues en este punto, según la comunidad científica, la acción climática puede reducir, pero no frenar, la subida del nivel del mar y de la temperatura global.
Sarrió, por su parte, argumenta que todavía no ha visto pacientes en terapia que, de forma específica, manifiesten preocupación por el cambio climático, pero considera que podría “influir más adelante”, ya que es algo “con lo que vivimos todos los días”. EFEverde