Una reserva ambiental creada hace 4 decenios en Brasil para concentrar a los entonces ejemplares supervivientes de tamarino león dorado, ha evitado la total desaparición de una de las especies de mono más amenazadas de extinción en el mundo.
Gracias a esta iniciativa, el número de monos en la naturaleza, conocido como tití leoncito ha pasado de los 200 en la década de los años 80 hasta unos 3.200 ejemplares en la actualidad, han declarado a EFE los responsables de la organización no gubernamental Asociación Mico León Dorado (AMLD), bautizada con el nombre de la especie en Brasil.
Peligro de extinción
Pese a los esfuerzos de la Asociación, creada para permitir la preservación de la especie en el Bosque Atlántico, el peligro de extinción aún ronda a este animal, que se caracteriza por su pelaje rojo y dorado y es uno de los símbolos de Brasil que ilustra los billetes de 20 reales.
“La situación ha mejorado mucho, el mono estaba en extinción y ahora, con nuestro trabajo, la situación ha cambiado”, ha afirmado el asistente de investigaciones Jaldir Hilário Ramos, que desde hace 27 años ha apoyado la causa de preservación del tamarino.
“Tenemos un equipo que trabaja con educación ambiental y capacitación de profesores, otro en la recuperación de áreas boscosas, otro con capacitación de pequeños productores de la región para que ayuden a la conservación con el plantío de especies, entro otros”, según el geógrafo Luiz Paulo Ferraz.
“La meta era contar con 2.000 animales en 25.000 hectáreas de bosques protegidos y conectados. Pero hoy, con la población actual, tan sólo tenemos 12.500 hectáreas de bosques”, ha afirmado el investigador.
El mayor problema es que “el área boscosa es poca, pequeña y muy fragmentada en islas de vegetación”.
Juegos Olímpicos de 2016
“Nuestro propósito es ampliar el área destinada al tamarino león dorado y a su hábitat”, con un trabajo de “relaciones públicas” destinado a convencer a los organizadores de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016 para adoptar a la especie como mascota del evento, según ha comentado el ingeniero forestal Carlos Alvarenga, coordinador del programa de restauración forestal.
Esta posibilidad le daría repercusión mundial a la causa y un “valor” a la especie muy superior al del billete en el que aparece, que sería “incalculable”, según la asociación. EFEverde