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MALTRATO ANIMAL

“Sufre, luego importa”, razones éticas para erradicar el maltrato animal

Publicado por: generico 30 de julio, 2015 MADRID

EFEVERDE.- El maltrato que infligimos a los animales tiene una parte de antropocentrismo y otra de injusticia, según exponen dos filósofos, Francisco Lara y Olga Campos, en su libro ‘Sufren, luego importan, reflexiones éticas sobre los animales’, donde demuestran que ellos, como nosotros, también sufren.

El doctor en Filosofía por la Universidad de Granada y profesor titular en el Departamento de Filosofía Moral, Francisco Lara, y la investigadora en el área de Filosofía Moral del Departamento de Filosofía, en la misma Universidad, Olga Campos, acaban de publicar el libro “Sufre, luego importa (Reflexiones éticas sobre los animales)” y han explicado sus investigaciones a EFEverde.

Los seguidores del movimiento animalista pueden encontrar en este texto un sentido profundamente filosófico a su denuncia sobre el maltrato que los animales reciben tanto en circos, en cacerías, en su abandono, así como en los centros ganaderos, la venta de animales exóticos o en las plazas de toros.

En el libro encontramos un compendio de razones éticas por las que el ser humano debería plantearse el trato que dispensa a los animales, razones filosóficas que resultan lecciones prácticas de humildad hacia esos otros seres que comparten con nosotros el planeta, y así evitar caer en el antropocentrismo, idea por la que el hombre se considera superior a todas las especies.

Con motivo del Día Internacional de los Derechos Animales la organización Igualdad Animal convocó  una protesta en la que 250 activistas provenientes de varios países sostuvieron en sus manos 250 cadáveres de animales que han sido víctimas del consumo para reivindicar los derechos animales. EFE
Con motivo del Día Internacional de los Derechos Animales la organización Igualdad Animal convocó una protesta en la que 250 activistas provenientes de varios países sostuvieron en sus manos 250 cadáveres de animales que han sido víctimas del consumo para reivindicar los derechos animales. EFE

Para estos dos filósofos e investigadores, en muchos animales se encuentra una similitud fisiológica con respecto a los rasgos considerados relevantes para sentir dolor muy parecidos a los de los seres humanos.

“LOS MISMOS CENTROS RESPONSABLES DEL PLACER Y DEL DOLOR QUE LOS HUMANOS”

“De hecho, el desarrollo de muchas especies y el nuestro propio fueron paralelos hasta el punto de que nuestra historia evolutiva divergió cuando estuvieron formados los rasgos centrales de nuestro sistema nervioso”, indicó Campos.

“Además, se ha constatado – continuó la investigadora- que los demás vertebrados poseen los mismos centros responsables del placer y del dolor que los humanos. Y encontramos también muchas similitudes con respecto a los mecanismos biológicos inhibidores del dolor, como la segregación de sertonina y endorfinas”.

Para los filósofos, Lara y Campos, los animales (no humanos) sienten el dolor aunque no tengan un lenguaje como el nuestro para comunicarlo, “igual que los bebés y los niños pequeños. Los indicios que nos llevan a afirmar la conciencia del dolor en el caso de humanos carentes de lenguaje son igualmente identificables en la mayoría de animales no humanos”.

Persisten las evidencias de tipo físico (anatómicas, fisiológicas, bioquímicas, etc.) y son muy “iluminadores” los resultados que se derivan del estudio realizado por Lara y Campos del comportamiento de lo animales.

“Además, si nos percatamos de la conexión entre el éxito de las estrategias de supervivencia y la posibilidad de experimentar el dolor, comprobamos que la teoría de la evolución respalda la idea de la conciencia animal”, argumentó Campos.

Ambos investigadores subrayaron la importancia que tiene psicológicamente ese sufrimiento por el que, aseguraron, un dolor continuado provocará también en su caso estados mentales desagradables como ansiedad, estrés o depresión.

UN SUFRIMIENTO QUE ABARCA LAS CONDICIONES DE VIDA QUE LES HEMOS ESTABLECIDO  

Se trata de “un sufrimiento que, al margen del dolor, también puede generarse por las condiciones de vida que hemos establecido para los animales destinados a alimentación, los que se encuentran en zoológicos, en circos o en cualquier situación de confinamiento”, indicó Campos.

Según los filósofos, la mayoría de las personas a las que preguntáramos sobre la capacidad de sufrir de los animales responderían reconociendo que los animales no son máquinas sino que son capaces de sentir y padecer.

“Se han hecho estudios que revelan una indignación y sensibilidad generalizada ante los actuales métodos de producción intensiva utilizados para abastecer las demandas de carne y pescado. La paradoja es que el cuestionamiento de tales prácticas no va acompañado de la decisión de prescindir del consumo de animales”, se lamentó Campos.

 

Magnus es un pequeño león de 4 meses de edad al que sus propietarios tenían trabajando en un circo y al que no alimentaron debidamente para que no creciera de manera natural. Ahora una ONG va a sufragar las operaciones quirúrgicas que necesita el animal para dilatarle el esófago y que pueda comer carne como cualquier otro león. EFE/ Manuel Bruque
Magnus es un pequeño león de 4 meses de edad al que sus propietarios tenían trabajando en un circo y al que no alimentaron debidamente para que no creciera de manera natural. Ahora una ONG va a sufragar las operaciones quirúrgicas que necesita el animal para dilatarle el esófago y que pueda comer carne como cualquier otro león. EFE/ Manuel Bruque

Lara y Campos aseguraron que es cierto que con relación a muchos ámbitos hay una desinformación del alcance real del maltrato que sufren los animales, pero también lo es que “la comodidad suele pesar más que el sentido de la justicia”.

 

Para los dos investigadores, tradicionalmente se han obviado las capacidades reales de los animales relegando la explicación de sus acciones a una cuestión de mero instinto. Esto, según Campos, obedece a un paradigma científico igualmente antropocéntrico, donde la racionalidad es territorio exclusivo de los humanos.

“Además, -subrayó Campos- no sólo han podido constatarse nuevas y más complejas capacidades sino que además progresivamente se amplía el grupo de animales no humanos al que podemos razonablemente atribuir características obviadas hasta ahora”.

La cuestión es que, para Lara y Campos, al margen de la evidente necesidad de seguir conociendo las capacidades reales de los animales, aquello por lo que la ética se preocupa está directamente relacionado con la experiencia del sufrimiento.

Lara y Campos concluyeron con un argumento definitivo que revela el sentido de su estudio: “Más allá del nivel de racionalidad, lo que de verdad resulta intuitivamente justo es preocuparse por todo aquel que pueda sufrir, sabiendo que esta experiencia es realmente muy básica y que no requiere de complejos mecanismos mentales para tenerla”. EFEverde

 

Secciones : Animales Biodiversidad