Los seres humanos han modificando plantas y animales genéticamente desde tiempos inmemoriales por el mero expediente de la cría selectiva, para conseguir especies cada vez más resistentes y productivas. Sin embargo, las modificaciones actuales son diferentes y, según denuncias de diversas instituciones y asociaciones, pueden llegar a ser peligrosas, puesto que hoy día es posible seleccionar genes concretos de un organismo e injertarlo en otros, en teoría para mejorar las características de estos últimos pero en la práctica con consecuencias impredecibles ante esta hibridación forzada. El futuro de este tipo de actividades científicas es en este momento objeto de grandes polémicas entre las voces a favor y las que están en contra.