Noemí Romero Vera.- Madrid.- Grabados o relojes en madera, lámparas de calabaza y bolsos hechos con el caucho de las cámaras de bicicleta son ejemplos de regalos confeccionados a partir de elementos naturales o reciclados: una alternativa para celebrar unas fechas como éstas "de manera más consciente y responsable en lo social y medioambiental”, han afirmado a EFE varios artistas.
Así, la tejedora del taller de piezas artesanales Belategui Regueiro, Luisa Estévez, explica cómo recuperan materiales "que acabarían en un punto limpio o en la basura", como el neopreno de trajes de surf o el caucho reciclado de la parte interior de las ruedas de las bicicletas, para confeccionar sus productos.
Tras obtener las cámaras de empresas dedicadas a reparación de bicicletas, las lavan, cortan e incorporan al tejido de telar para combinarlas con materiales clásicos como el lino o la seda y fabricar complementos de moda o decoración.
Estévez afirma que “consumir artesanía es reivindicar un valor medioambiental: a reutilización es algo vital y en nuestras manos está convertirlo en algo todavía útil y bonito”.
Esta filosofía la comparte Iñaki García, uno de los pocos artistas que trabajan la calabaza de manera profesional y capaz de crear lámparas artesanales con esta baya para venderlas en su tienda Kuia Lámparas.
Él mismo se encarga de buscar las semillas, sembrarlas, cosecharlas, dejarlas secar entre seis meses y un año, abrirlas, vaciarlas y, tras elaborar el diseño, confeccionarlo materialmente con la idea de "concienciar de que la Naturaleza es capaz de dar muchas cosas a partir de las cuales se pueden buscar mil formas de generar y crear”.
Los artesanos del taller Ticsilver, Diego y Elisabeth, también trabajan otros elementos como la madera -la mayoría, procedente de bosques sostenibles- para elaborar relojes, carteras o teclados de ordenador, así como plata virgen en roca o granalla que funden y moldean para convertir en hilos de plata.
Se trata de una profesión que "requiere alto sacrificio y dedicación", con un material "ecológico y trabajado cien por cien a mano de manera sostenible", aunque lamentan que sea "tan poco valorada" frente a la producción en masa.
Otra forma original de trabajar la madera es a través del pirograbado, una técnica que la artista multidisciplinar Marina May emplea para expandir su universo narrativo más allá del papel y el mundo digital y que según su definición "consiste en dibujar con fuego sobre la madera".
Para ello, emplea elementos reutilizados como platos, tablas para cortar, cajas e incluso restos de grandes cadenas de muebles, que limpia, lija y prepara para luego transferir sus diseños "quemando la madera con a través de un instrumento parecido a los de tatuar".
Las piezas artesanales poseen varias ventajas frente a los productos industriales, certifica May, ya que además de su valor artístico "son piezas únicas e intransferibles" y además "alargan la vida útil de un objeto sin generar residuos innecesarios” ya que el desperdicio que puede producirse durante el proceso de pirograbado "es mínimo pues no deja de ser un trozo de madera que puede volver a la Naturaleza con facilidad".
Maripi Robles presidenta de la Asociación Granada Artesana, coincide con el resto de los artistas al resumir el valor de la sostenibilidad en la artesanía, que "utiliza elementos nobles como la madera o la cerámica, biodegradables, que no generan residuos y no son tóxicos para el artesano, ni para quien lo compra ni para la muerte del objeto”.
También reivindica que “es el momento de apostar por un consumo de piezas con mayor valor sentimental o profesional, de objetos únicos, que tienden a perdurar en el tiempo y que se plantean como una opción de regalo sostenible en unas fechas tan señaladas”. EFEverde
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