R. Marina ( Madrid).- Un gigantesco donut transparente en el medio de una ciudad es un paraíso para grillos y abejas y a la vez una enorme fuente de alimento para un planeta en el que convivirán en unas décadas 9.000 millones de personas. El BuzzBuilding sueco ha recibido el premio en la categoría de sostenibilidad en Arquitectura en los Future Projects Awards 2015.
Lograr una gran ciudad autosuficiente en materia de alimentación y verde y florida gracias a la polinización de las abejas es el doble objetivo del proyecto de ciudad de insectos BuzzBuilding del estudio sueco Belatchew Arkitekter.
Esta construcción, que ha recibido hace unos días el premio Future Projects Awards 2015 en la categoría de sostenibilidad, tiene forma de gigantesco donut transparente y se ubicaría en cualquier plaza pública espaciosa. Representa un auténtico paraíso terrenal para los insectos y un sistema perfecto para que los seres humanos los criemos de cara a consumirlos posteriormente.
Por cuestiones culturales, en la mayor parte de Occidente existe reticencia a comer un gusano o un grillo frito, pero no a ingerir caracoles, chupar el cerebro de una gamba o degustar delicatesen a la escocesa como el “Haggis”, que no es otra cosa que pulmón, hígado y corazón de oveja mezcladas con cebollas, harina de avena, hierbas y especias, dentro de una bolsa hecha del estómago del animal. Así que comer insectos no es tan desagradable y, sobre todo, puede ser la vía para una alimentación sostenible en un planeta atestado de gente. Existen cerca de 1.900 especies de insectos potencialmente comestibles y, por ejemplo, se necesitan 10 kilos de pienso para obtener un kilo de carne y con esos diez kilos de forraje obtendríamos 9 Kg. de insectos.
Pensando en todo ello, el equipo de Belatchew ha creado la perfecta granja de grillos con 10.350 m2 de superficie cultivable. Rahel Belatchew, fundadora y directora general de la firma que lleva su nombre, explica a EFE Futuro que BuzzBuilding “es un proyecto realista que se ha probado en Estocolmo, pero que es más adecuado para megaurbes como Shanghai, México D.F. o Sao Paulo, por nombrar sólo algunas, donde la provisión de alimentos y los problemas medioambientales son grandes cuestiones que necesitan ser resueltas”.
El diseño del edificio se basa en un esqueleto de acero con una cubierta aislante de un material denominado aerogel. El estudio explica que, para aprovechar el calor del sol, el revestimiento permite la entrada de mayor o menor luz solar para que todo el caparazón sea homogéneo. Esto se debe al empleo de este aerogel que varía su espesor para regular la cantidad de luz hacia el interior. No hay pilares y los insectos pueden moverse libremente además de haber creado una especie de microclima para su correcto desarrollo.
Funcionalidad
En opinión del arquitecto Víctor Pascual, “la arquitectura debe estar al servicio de los ciudadanos, por tanto debe dar respuesta a las necesidades que éstos demandan y van a demandar en un futuro no tan lejano. Es importante trabajar y avanzar hacia el concepto de ‘autosuficiencia’ de las ciudades, y no sólo desde la alimentación, sino también desde el punto de vista energético”.
“Desde un punto de vista meramente urbanístico –añade-, resulta destacable la previsión de implantación de estas ‘granjas’ en espacios públicos que habitualmente no son ocupados por edificaciones, como rotondas, aparcamientos, etc., y sin que éstos pierdan su función dentro de la ciudad.
Los insectos pueden ser observar todo el proceso de producción, desde que son huevos hasta su consumo, que puede tener lugar incluso en el propio restaurante del complejo.
También abejas
Belatchew reconoce que “existe cierta reticencia a alimentarse de insectos en ciertos países, aunque son parte de la dieta de 2.000 millones de personas en el mundo hoy en día. No obstante, las cosas están cambiando. Un ejemplo es el restaurante danés Noma –durante varios años elegido el mejor del mundo- que tiene insectos en su carta. La actitud de la gente está cambiando. Lo hemos notado cuando hemos servido insectos en varios eventos que hemos organizado durante el año pasado”.
Además de la crianza de grillos, el BuzzBuilding tiene un segundo rol en el plano ecológico. La estructura también es un refugio seguro para las abejas silvestres –importante con la incertidumbre actual sobre su futuro- , lo que, además de asegurar la especie, favorece la polinización y que la ciudad sea fértil y florida.