¡Es la ley, es la ley! Por José María Cernuda

Publicado por: generico 15 de diciembre, 2010

José María Cernuda.- A vueltas con la polémica de si estamos concienciados o no con el cambio climático y si, en tiempos de crisis económica, la sensibilidad y la importancia que le concede la sociedad es directamente proporcional a cómo le afecta, aparecen sesudos artículos de opinión que se obstinan en demostrar la pérdida de importancia y de valor de entre todos los asuntos que preocupan a los ciudadanos, y dejan de lado, a mi juicio, lo principal, como es que desaparezca del punto de mira de los medios de comunicación, que no vuelven a hablar del cambio climático una vez finalizada la cumbre de Cancún, y quedan a la espera de la siguiente dejándolo fuera de las prioridades informativas. Los articulistas se quejan de su pérdida de importancia en la memoria colectiva, pero no combaten la permanencia del problema en los medios.

La ley

Y es que tanto el cambio climático como cualquier otro aspecto de la vida de las sociedades, se mueven en la escala de valores en función del nivel de importancia de los demás factores con los que compite y, desde luego, de su presencia en la información. A menudo es el paro la principal preocupación de los ciudadanos; otras el terrorismo; la crisis económica y así sucesivamente. Cancún ha permitido durante estos días y al margen de lo que allí se trate y se acuerde que, de nuevo, se hable del cambio climático y, con ello, repetirse como uno de los valores importantes a considerar por sus efectos perniciosos y globales, al menos con carácter temporal y hasta que, como decía antes, se celebre la próxima conferencia.

Logotipo de la COP13 que empieza este 2 de diciembre en Cancún (México).
Logotipo de la COP13 que empieza este 2 de diciembre en Cancún (México). EFE

Es notable la resistencia a los acuerdos que se alcancen por parte de los países emergentes, especialmente, pero también por los considerados líderes en desarrollo, como EEUU y Japón, todos con una enorme pluralidad de intereses relacionados con su nivel de desarrollo. Esta resistencia permite que los países que empiezan a destacar –en sus economías, pero no tanto en lo que respecta al respeto a los Derechos Humanos, en algunos casos- y los que ya la tienen consolidada, vayan de la mano para que no se adquieran compromisos que perjudiquen algunos de esos intereses. Compromisos plasmados en las necesarias leyes, no en acuerdos o protocolos difusos sin valor impositivo de cumplimiento, exigencia y control.

Utilizando aquella frase tan repetida, por original y rigurosamente cierta, dirigida, según tengo entendido, a un Presidente norteamericano que parecía mirar hacia otro lado y dejar de lado lo verdaderamente importante, que decía: “¡es la economía, estúpido, es la economía!”, no cabe duda de que quienes nos dedicamos a trabajar en el ámbito del Derecho, solo encontramos una solución a tener en cuenta: “¡es la ley, es la ley!”. La ley es el único instrumento que nos permitirá seguir avanzando en la lucha sostenida por el cambio climático, siempre que seamos capaces de otorgarnos leyes para combatirlo y, además, establecer mecanismos para velar por su cumplimiento.

José María Cernuda

LEY Y CLIMA

Diciembre de 2010

Secciones : Blog Ley y clima

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