Lourdes Uquillas.- La actualización de la metodología para medir las emisiones a la atmósfera es un “compromiso de los científicos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático” para lograr un cálculo más transparente”, según la directora científica del Basque Centre for Climate Change (BC3), María José Sanz.
La actualización se ha hecho a pocos días de cumplirse dos años del anuncio realizado el 1 de junio de 2017 por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre el abandono de su país del Acuerdo de París, en el que se recoge el compromiso de todos los firmantes para informar sobre los inventarios de emisiones de gases a la atmósfera.
Actualización de los inventarios para calcular las emisiones
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), reunido en Kioto (Japón) del 8 al 13 de mayo pasados, publicó el último informe sobre ‘Refinamiento de 2019 de las Directrices del IPCC de 2006 para los inventarios nacionales de gases de efecto invernadero (GEI)’ cuyo objetivo es actualizar los sistemas de medición.
[box type=”shadow” ]”Es un compromiso de los científicos del IPCC con el desarrollo de mejores métodos de implementación tecnológico para un cálculo más transparente y comparable de las emisiones GEI recogidos en el Acuerdo de París”, explica a EFE la científica del BC3 con sede en Lejona, en el País Vasco. [/box]Estas mejoras permitirán a los países firmantes del Acuerdo de París “cumplir y avanzar en su ambición y sus compromisos” con el documento firmado en 2015 en la capital francesa, según Sanz, porque a raíz de la entrada en vigor del mismo “todos los países están obligados” a remitir anualmente a la Convención de Cambio Climático de la ONU sus inventarios sobre emisiones.
Fundamentales para la reducción de emisiones

Es necesario remarcar que esos inventarios “son fundamentales y muy importantes”, porque “sin ellos nunca sabríamos si las reducciones de emisiones son reales o podemos compararlas entre unos países y otros”, de ahí la necesidad de que “los gobiernos de todo el mundo entiendan que hay actualizaciones en la metodología para hacer las mediciones”.
Esas metodologías “se empezaron a articular en el contexto del IPCC”, cuando se descubrió las repercusiones de la actividad humana en el proceso de emisiones a la atmósfera.
Las primeras se publicaron en 1996, luego se han ido “actualizando a medida que las ciencia y las metodologías han ido evolucionando”, según Sanz, tanto desde “los métodos para estimar las emisiones y sumideros como que han aparecido nuevos procesos industriales”.
[box type=”shadow” ]”Ha habido actualizaciones en el año 2000, 2003, 2006 y ésta”, que primero deberá ser adoptada por la Convención de Cambio Climático y posteriormente entrará en vigor, es decir, dentro de unos dos o tres años aproximadamente, sostiene Sanz. [/box]Según la experta, que lleva como autora de estos informes metodológicos desde el año 2003, los grandes sectores en los que se miden las emisiones son energía, procesos industriales, los sumideros -en la agricultura, en los usos y cambios de la tierra-, y los residuos, y a la vez en diferentes categorías.
Proceso largo y complicado
Este es un proceso “largo y complicado” porque cada vez que se realiza una actualización de las guías, “la información de la serie histórica debe actualizarse”, según Sanz, pero “no es sencillo armonizar los datos, que la hagan todos los países y sea información comparable”.
Sector agrícola
Analizar el sector agrícola “no necesariamente es de los más difíciles”, depende de la categoría, dice, y explica, por ejemplo, en la categoría de uso de fertilizantes, las emisiones derivadas del dióxido de nitrógeno (NO2) y del dióxido de carbono (CO2) “hay que coger las estadísticas de usos de fertilizantes más o menos que sean geográficamente explícitas y ahí los factores de emisión por kilo aplicado y, si quieres, ir más allá”.
Sanz ha señalado que las guías tienen “varios niveles de complejidad”, si no se dispone de mucha información de detalle donde se aplica el fertilizante, lo que varía la emisión, dependiendo de las condiciones climatológicas, entre otros aspectos, se puede utilizar un sistema más sencillo basado en el volumen de fertilizante en kilos utilizados y en factores de emisión, que puede variar por regiones climáticas.
Si se dispone de más información se va a niveles más altos y se desarrolla “los propios factores de emisión”, dependiendo de las condiciones de suelo, las climáticas, etc., después de la aplicación del fertilizante.
“Si tienes mucha más información, te vas a un nivel más alto. Tienes muchísimas oportunidades para hacer el análisis, te da flexibilidad para darte por unidades”.
Si es un sector muy pequeño, se puede aplicar metodología más sencilla, si es una categoría que tiene emisiones muy grandes, se puede ir a una metodología más compleja. Existen tres metodologías para el cálculo de las emisiones.
Los inventarios incluyen actividades que resultan actividades de gases de efecto invernadero, que son algunos fluorados, CO2, NO2 y metano, como los fertilizantes.
Si se deforesta un bosque, hay que saber qué emisiones van a la atmósfera, de qué árboles, de qué tipo, de qué edad se han talado los árboles para calcular cuánta biomasa había y poder pasarlo a CO2.
Científicos de todo el mundo
En la elaboración del informe ha participado además el investigador español Agustín del Prado, que lidera en el BC3 el equipo de modelización en el sector agrícola y 180 científicos de todo el mundo.
[box type=”shadow” ]”Nosotros trabajamos en estos casos desde el punto de vista científico, pero muy ligados a las explotaciones reales ganaderas o las actividades reales de cambios de uso de suelo que hacen los gobiernos o las comunidades”, sostiene Sanz. [/box]La experta trabajó muchos años en la FAO para la deforestación mundial, que era un trabajo conjunto con Medio ambiente de Naciones Unidas y el Programa para el Desarrollo de la ONU (PNUD), pero “somos científicos y estamos muy concienciados de que nuestra investigación tienen que servir para que luego de forma real estas guías ayuden a estimar cada vez mejor estas emisiones”.
[box type=”shadow” ]Y “consideramos que este proceso del IPCC es muy importante”, que sienta las bases para “dar credibilidad” a las acciones que los países llevan a cabo y están esforzándose en poner en marcha y que son fundamentales para que no se alcancen una subida de 2 grados, y en todo caso los 1,5 grados de temperatura, ha concluido la directora científica del BC3.[/box]El Basque Centre for Climate Change es un centro de excelencia en investigación sobre las causas y consecuencias del cambio climático, que cuenta con un equipo multidisciplinar conectado a las principales instituciones y redes científicas y agentes socioeconómicos, desde hace más de una década. EFEverde
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