Nueva tribuna de Angel Juárez Almendros, presidente de la Red Internacional de Escritores por la Tierra, en “Un mar de tierras” en la blogosfera de EFEverde.
Autor: Por Ángel Juárez Almendros.- Siempre he tenido claro que hay que apostar por la integración social, cultural y lingüística de todas aquellas personas que llegan a Catalunya para empezar una nueva etapa en su vida, dejando atrás en muchos casos sus países y a sus familias, por la necesidad de buscar nuevas oportunidades.
A las personas que llegan y desconocen nuestra lengua, nuestra cultura y tradiciones hay que echarles una mano siempre y entender sus necesidades para conseguir adaptarnos a ellas de la misma manera que les exigiremos en su momento que ellas se adapten a nuestro día a día. Como persona que lleva toda la vida dedicada al mundo de las entidades vecinales y sociales, comprometida activamente en el ámbito de la cooperación, y siempre de manera altruista, entiendo las sensaciones de estas personas recién llegadas que en Catalunya se pasaron a llamar hace no muchos años “nous catalans” o sea, nuevos catalanes.
Cuando fundamos la Coordinadora de Entidades de las Comarcas de Tarragona que tengo el privilegio de presidir, empezamos a dar cabida a todos los colectivos que creían, y siguen creyendo, en nuestros objetivos que pasan por la igualdad social en todos sus aspectos. Y esta plataforma no ha parado de crecer, sumando ahora casi a setenta entidades, y atendiendo a muchos colectivos de inmigrantes que han encontrado en esta coordinadora su casa y su espacio de lucha por los derechos de las personas, los mismos nuevos catalanes que decía antes, a las que representan.
Integración
La paradoja llega, en este caso concreto que os hablo, cuando haces el esfuerzo de ir más allá en bien de la comunidad y solicitas realizar clases de catalán para estas personas que necesitan integrarse. Realizas las llamadas correspondientes para llevar a cabo los cursos, haces el seguimiento del tema, asistes a reuniones a las que te convocan y finalmente recibes el SI, el visto bueno para hacer los cursos. Y la sorpresa llega cuando te dan los detalles del proyecto.
Un curso de 120 horas por alumno de las cuales la mitad servirán para que aprenda catalán y la otra mitad para prácticas de voluntariado. Un sueldo de 2.500 euros para el profesor que cobrará en dos partes, la mitad cuando empieza el curso y la otra cuando se acabe. Y todas las gestiones: la búsqueda de alumnos y la de profesor o la realización de una extensa y costosa memoria van a cargo de quien pide acoger los cursos, en este caso nosotros, que además tienen que poner el local para las clases, el mobiliario, la luz y alguien de personal si cabe.
Lejos de facilitarte las gestiones para que ayudes a integrarse a las personas, te sumergen en un túnel de papeleos y gestiones caótico donde llegas a la conclusión que, si esto es facilitar la integración, que baje Dios y lo vea.
Si cada colectivo o entidad que tiende su mano para ayudar a la sociedad tiene que ser sometido a estas trabas burocráticas y papeleos y pérdidas de tiempo a cambio de nada, ¿Cómo quieren incrementar el proceso de integración? ¿Cómo esperan que la sociedad que quiere trabajar en estos procesos ayude si todo son problemas? ¿Por qué no intentan poner más de su parte y sumar en lugar de restar?
Sigo sin entenderlo. Parece que no quieran ciertos procesos de integración. Da la sensación que el catalán no llegue a más personas porque las mismas administraciones que deberían potenciar su uso son las primeras en desacelerar un proceso que pide a gritos la aceleración, la potenciación, un futuro mucho más claro.
Ángel Juárez Almendros. Presidente de Mare Terra Fundación Mediterrània y de la Red Internacional de Escritores por la Tierra
Presidente de Mare Terra Fundació Mediterrània y de la Red Internacional de Escritores por la Tierra
Otras tribunas de Un már de tierras
[divider]
Debe estar conectado para enviar un comentario.