La degradación ecológica es inherente a los procesos de militarización en el mundo, según un estudio del centro Delas de estudios por la paz que señala que el conjunto de los principales países exportadores de armas es responsable de generar el 67,1 % de las emisiones mundiales de CO2.
Aunque son los países del norte los que concentran el 82 % del gasto militar global, son los países del sur los que más sufren los efectos de la crisis ambiental, de la que el militarismo es, “en gran parte, responsable”, según constata el informe.
[box type=”shadow” ]El coordinador del informe e investigador del centro Pere Brunet explica que, con el gasto militar en todo el mundo en un año, que fue de 1,8 billones de dólares, “se ayudaría a paliar los efectos del cambio climático en los países más vulnerables”.[/box]
“Militarización del clima”
Señala el documento, que la inclusión del cambio climático como un factor relevante en los planes
estratégicos de la OTAN “es un indicador de la militarización del clima”, demostrando que es una oportunidad para la justificación de aumentos del gasto militar, de la estrategia de disuasión nuclear, y de las operaciones militares de los aliados.
Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de los ejércitos de todo el mundo se estiman entre un
5 y 6 % del total de emisiones de carbono.
Emisiones de millones de toneladas de CO2
El estudio revela que el conjunto de los principales países exportadores de armas representa el
35,48 % de la población mundial, concentra el 82 % del gasto militar global y generan el 67,1% de las emisiones mundiales de CO2 causantes del calentamiento planetario y concentran los centros de poder que controlan de manera efectiva más de 63.000 corporaciones transnacionales.
Recoge que la actividad militar de los Estados Unidos fue la responsable de la emisión de 212 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) durante 2017, y que las Fuerzas Armadas de ese país consumen más petróleo y emiten más gases de efecto invernadero que la mayoría de los países de tamaño medio.
Fabricantes de armas y conflictos

China, Reino Unido, España, Israel, Italia, Países Bajos, Corea del Sur, Ucrania, Suiza, Turquía, Suecia, Canadá, Noruega, los Emiratos Árabes, Chequia, Bielorrusia, Australia, Arabia Saudita y Japón, suman poco más de un tercio de la población mundial (un 35,48%), pero fabrican y exportan prácticamente todas las armas que se hacen en el mundo, armamento.
Ese armamento, según el estudio, termina activando conflictos y provocando miles de muertes de personas sobre todo en los países más afectados por el cambio climático.
Según el centro Delas, los 11 países que están considerados con mayor riesgo de crisis humanitarias
y desastres naturales a nivel mundial son: Somalia, República Centroafricana, Sudán del Sur, Afganistán, República Democrática del Congo, Chad, Yemen, Níger, Burundi, Camerún y Burkina Faso, y todos ellos se encuentran inmersos actualmente en conflictos armados.
Degradación ecológica es inherente a la militarización
La degradación ecológica es inherente a los procesos de militarización, señalan y advierten que se prevé que a medida que aumenten los gastos militares, los impactos medioambientales militares serán cada vez mayores.
Todas las etapas del ciclo económico militar se relacionan con daños específicos al medio ambiente, desde el consumo de energía y recursos necesarios para la actividad militar habitual, los ensayos y la producción de armas, así como su transporte, hasta la reconstrucción posconflicto, hasta la contaminación provocada por los desechos tóxicos, la deforestación, la pérdida de hábitat
y de ecosistemas consecuencia de la militarización y de los conflictos armados.
La publicación concluye que la transición ecológica pasa necesariamente por “procesos de desarme y desmilitarización: reducción del gasto militar mundial, conversión de la industria armamentística en industria de energías renovables, y desmantelamiento del arsenal nuclear”.
Asimismo, subraya que “la seguridad será imposible sin una justicia climática”, por lo que las propuestas para una transición ecológica deben incorporar “un estudio riguroso del actual gasto militar” y de redistribución de los presupuestos con el fin de pasar “de enfoques basados en el concepto de seguridad nacional militar” a un “enfoque basado en las necesidades y los derechos sociales”.
El informe se conoce tres días antes del inicio de la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC) en la que el cambio climático será uno de los temas a tratar.
Está prevista la participación del presidente de EEUU, Joe Biden, la canciller alemana, Angela Merkel, la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, y el secretario general de la ONU, António Guterres.
Asimismo, participarán el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el enviado especial del presidente de EEUU para el cambio climático, John Kerry.
Stoltenberg ha manifestado “su preocupación por la crisis climática” y ha asegurado en su cuenta Twitter que la OTAN puede jugar un mayor papel ·incorporando el cambio climático en nuestra planificación, adaptando nuestras fuerzas armadas y mitigando las emisiones militares”. EFEverde
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