Fotografía de archivo de un incendio forestal en Cataluña. EFE/Abelardo Ais

INCENDIOS FORESTALES

El 77% de los pinares quemados en el incendio de 1994 no se regeneran

Publicado por: Redacción EFEverde 31 de julio, 2014 Barcelona

El 77 % de los pinares de interés prioritario del Bages y Berguedà quemados en el incendio forestal del verano de 1994 no se recuperarán, según un estudio del Centre de Recerca i Aplicacions Forestals de Catalunya (Creaf-UAB).

Este centro de investigación ha analizado los cambios en las cubiertas del suelo en las zonas de los grandes incendios del Bages y el Berguedà, que constituyen la mayor superficie quemada jamás en Cataluña, y ha constatado que sólo el 23 % de los pinares de pino laricio (Pinus nigra) se ha recuperado dos decenios después.

Según este estudio, un 31 % de los terrenos (antes de los siniestros eran bosque), ahora ya no lo son; mientras que los prados y los herbazales (muy poco abundantes antes del fuego) se han multiplicado por 36, y el terreno asfaltado (zonas urbanas y carreteras) ha duplicado con creces su extensión.

La mayoría de los antiguos pinares han sido sustituidos por matorrales o por bosques aún muy jóvenes de especies arbóreas rebrotadoras, como la encina, el quejigo o el roble pubescente.

Cambio de paisaje 

La conclusión es que 20 años después del mayor incendio de la historia reciente de Cataluña ha dejado un cambio de paisaje a gran escala en el área afectada.

El pino laricio, que antes del incendio ocupaba un 71 % del terreno forestal en el área afectada, ha desaparecido de la mayor parte del territorio.

Estos pinares, según el Creaf, están catalogados como Hábitats de interés comunitario prioritario por la Unión Europea.

También ha desaparecido el pino albar (Pinus sylvestris), aunque éste tan sólo ocupaba un 6 % del bosque inicial.

Se trata de dos especies que en Cataluña aparecen en zonas de montaña media y que no cuentan con ningún mecanismo de adaptación al paso de las llamas.

Según esta investigación, en la zona sur del incendio, el pino carrasco (Pinus halepensis) está sustituyendo al pino laricio, ya que el pino carrasco sí posee un mecanismo de adaptación a los incendios porque preserva parte de sus piñas cerradas durante años (piñas serotinas) para abrirlas justo después del fuego, lo que le permite colonizar fácilmente ambientes quemados.

En otras zonas, el pino laricio convivía con especies arbóreas rebrotadoras (como encinas o robles), y ahora estas especies están ocupando todo el espacio, cambiando así la estructura y la composición del antiguo bosque.

En muchos otros lugares, los árboles están siendo reemplazados por matorrales, que han triplicado su extensión.

Los ecólogos del CREAF han resaltado que el análisis pone de manifiesto la importancia que tienen los grandes incendios forestales como moduladores y transformadores del paisaje a gran escala, no sólo de manera inmediata, sino también a medio y largo plazo. EFEverde

Redacción EFEverde

Un equipo de periodistas especializados en periodismo e información ambiental de la Agencia EFE.