Científicos chinos han descubierto que las ranas hembra son capaces de coquetear con las ranas macho guiñándoles un ojo para animarles al apareamiento. No es el único comportamiento supuestamente humano que los expertos han confirmado en animales durante los últimos años: elefantes que se reconocen en un espejo, murciélagos vampiro que proporcionan sangre a sus compañeros de cueva que no han conseguido alimento, perros que pueden concentrarse en una tarea manteniendo presentes objetos que no están ya a la vista, simios capaces de utilizar herramientas primitivas para comer, aves que almacenan semillas para el invierno en múltiples escondites... ¿Son los animales más humanos de lo que parece o somos los humanos más animales de lo que nos creemos?
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(*) Pedro Pablo G. May es periodista y escritor. También dibuja: MundoMay es su universo gráfico, del cual forman parte las ecoviñetas de esta serie.
