Cuando los países de todo el mundo se reunieron el año pasado en París, firmaron un acuerdo que representó el esfuerzo conjunto hacia un interés global común. Levantamos nuestra voz al unísono sobre la importancia de garantizar un futuro estable para todas las personas. Hablamos con mucha sinceridad sobre la necesidad de tomar acciones urgentes, ya que quedarnos de brazos cruzados no era una opción. Hablamos del cambio climático.
Fotografía: Bosque nuboso, Reserva Manu. Reserva y Parque Nacional Manu © WWF-Peru / Enrique Castro-Mendivil
Más de 100 países han ratificado el Acuerdo de París, marcando un importante hito en los esfuerzos mundiales para lograr un consenso sobre la mejor manera de hacer frente al cambio climático. Alcanzar el éxito en este ámbito dependerá de nuestra empatía, ingenio, y ambición. El éxito dependerá de nuestra colaboración.
En muchos países, una importante parte de las emisiones de gases de efecto invernadero es atribuida a la forma en que usamos la tierra. Aproximadamente 10-14% de las emisiones globales resultan solo de la deforestación y degradación de los bosques, que en gran parte son causadas por la creciente agricultura industrial, las industrias extractivistas, la tala no sostenible, y las infraestructuras. En Latinoamérica esto representa casi la mitad de las emisiones en algunos países, y mucho más en otros. Debido a que los árboles constituyen importantes reservas de carbono –que capturan de la atmósfera y almacenan desde sus raíces hasta la punta de cada hoja– el hecho de talarlos al ritmo y escala actual resulta sumamente peligroso. Mantener los árboles en pie es una medida que debemos tomar para evitar los más devastadores impactos del cambio climático.
La decisión de conservar y manejar los bosques de manera sostenible para enfrentar el cambio climático no es simplemente una compensación económica entre la producción y la protección. Por el contrario, es una decisión que impacta sobre el bienestar de millones de personas, quienes lo consideran su hogar –más de una de cada cinco personas en el mundo depende de los bosques para su alimentación y medios de vida. La supervivencia de innumerables plantas y animales también está ligada directamente a los bosques, que albergan el 80% de la biodiversidad del planeta. Los beneficios de los bosques se extienden a la provisión de servicios claves que todas las personas necesitamos, tales como el suministro de agua potable limpia y la purificación del aire que respiramos. Por lo general, cuando se dibuja la línea punteada entre la protección del bosque y la prosperidad económica, no se toma en cuenta el gran valor de los bosques.

Detener la deforestación y restaurar los bosques que han sido degradados o talados tiene un gran potencial. Del total de reducción de emisiones globales que necesitamos lograr conjuntamente al 2030, solo el hecho de detener la deforestación y restaurar los bosques puede contribuir a un tercio de la solución. Hasta la fecha, los bosques son la única “tecnología” probada que tenemos para filtrar carbono de manera efectiva a la atmósfera, sin consecuencias negativas o poco entendidas.
Muchos de los componentes para reducir la presión sobre los bosques ya existen. En efecto, muchos países ya han realizado sus compromisos para proteger y restaurar sus bosques, y los han incluido como un elemento clave de sus estrategias oficiales de lucha contra el cambio climático. Las empresas de alcance global han reconocido que actuar sobre el cambio climático no solo es un imperativo moral, sino también empresarial. Con compromisos para eliminar la deforestación de la compra de productos, tales como el aceite de palma, la carne, y la soya, y para reforestar y restaurar grandes áreas de bosque, el sector privado ha declarado la necesidad de actuar sobre el cambio climático a fin de proteger el planeta.
La colaboración es vital, tanto para conservar los bosques del mundo como para garantizar que los esfuerzos para hacer frente al cambio climático sean equitativos. La división y procrastinación sobre este asunto, impide el progreso hacia el bien común. Los países con grandes extensiones de bosques deben dar un paso adelante a través de sólidas visiones para proteger, manejar sosteniblemente, y restaurar sus bosques, mientras que los países con obligaciones históricas y todos aquellos que estén en la capacidad de hacerlo, deben brindar su apoyo en este gran esfuerzo conjunto, con un sólido respaldo financiero y técnico. Las empresas deben continuar con el rápido incremento de la ambición, y lo que es crucial, deben cumplir con los compromisos existentes para conservar los bosques.
Quizás lo más importante es que cada uno de nosotros podemos contribuir con la solución al entender las consecuencias de no tomar acciones y hacer que los tomadores de decisión también lo sepan. Juntos podemos mantener los bosques del mundo en pie, y garantizar un planeta más estable y saludable para las futuras generaciones.
*Josefin Braña-Varela, Directora Senior de Bosques y Clima de WWF, y Karen Petersen, Oficial de política de WWF
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Otras tribunas en: WWF y el Clima en Marruecos, la COP22 de Cambio Climático
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