Juan María Calvo.- Los aficionados al arte del bonsái sabemos que el tiempo hace milagros, siempre y cuando el cultivo se haga con cierto cuidado y con mucho cariño.García Márquez regaló una zelkova a Felipe González en 1990 y este árbol se ha convertido hoy en una obra maestra que se puede admirar en elMuseo del Bonsái de Alcobendas, al norte de Madrid.
Un bonsái es una obra de arte viva, que se construye a partir de una planta siguiendo unas normas establecidas en Oriente que tienen que ver con la jardinería, con la escultura, con los espacios, con la filosofía zen … y con el paso del tiempo, mejor si éste se mide por decenios.
El maestro más capaz en el arte de crear bonsáis no conseguirá gran cosa sin ayuda del tiempo. Un buen árbol plantado en una bandeja (este es el significado de la palabra japonesa “bon-sai”) necesita tener pátina, y esta cualidad sólo se logra con años de cultivo.
Paciencia y humildad son necesarios para conseguir que un vegetal se convierta en una obra de arte, como el resultado obtenido con la zelkova de García Márquez, cuidada con mimo por Luis Vallejo, profesor de Felipe González y una de las eminencias del arte del bonsái en España, director del Museo de Alcobendas y conservador de la colección donada por el ex-presidente del Gobierno español alJardín Botánico de Madrid.
El paso del tiempo, unido a un cultivo cuidadoso, han hecho que la zelkova se haya convertido en un gran ejemplar, de una belleza tranquila y equilibrada y que encierra un misterioso encanto, en cualquiera de las cuatro estaciones del año.
Por Juan María Calvo
Fografía 2011 de Miguel Krause.
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