Pese a estar protegido en su integridad, el curso alto del río Manzanares sufre graves deterioros que comprometen su biodiversidad y su geodiversidad, principalmente los vertidos procedentes de la gran afluencia de público y el efecto de los bañistas en sus numerosos saltos de agua y pozas, algunas tan conocidas como la Charca Verde.
En un folleto explicativo de la zona estudiada en el marco de un proyecto de investigación sobre el estado ecológico del río Manzanares en su curso alto, la Asociación Reforesta asegura que la zona destaca en el ámbito de la sierra de Guadarrama por su alto grado de conservación y por la elevada calidad de sus aguas.
Es, admite Reforesta, el único río madrileño, junto con el Riato, que mantiene su dinámica natural, gracias a que carece de presas en su curso alto.
Numerosas amenazas
Por eso, “la elevada afluencia de visitantes a sus orillas y el baño descontrolado en algunos puntos del río suponen una alteración continua que dificulta la supervivencia de algunas especies animales que no toleran la presencia humana”.
Pero además, en el folleto se explica que desde hace siglos las cortas, las quemas y el sobrepastoreo han limitado el desarrollo de los valiosos bosques de ribera del manzanares, arrinconados por las plantaciones de arizónicas y pinos.
Por otro lado, el crecimiento de los núcleos de población cercanos a este espacio natural ha supuesto la ocupación urbanística de algunos tramos del río y una demanda creciente de agua, con la consiguiente merma de los caudales naturales.
Y la falta de civismo -explica Reforesta- de algunos visitantes “se traduce en la degradación paisajística, en la apertura y erosión del bosque de ribera y en la captura y muerte de algunas especies, como culebras, sapos o víboras”.
Proyecto Nutria
El proyecto Nutria, desarrolado por la Asociación Reforesta con el apoyo del voluntariado técnico de la Fundación Repsol, ha estudiado la ecología de este espacio natural, con especial atención al estado de sus aguas, de sus bosques de ribera y de los organismos bioindicadores.
Para ello, ha llevado a cabo muestreos en diferentes puntos del Manzanares y de sus afluentes Mediano, Samburiel, Majadilla, Hoyos, Umbría de la Garganta y Recuenco.
Entre otras conclusiones positivas, el proyecto ha constatado la recolonización completa del Alto Manzanares por la nutria (Lutra lutra), extinguida de la zona a finales de la década de los 70 y principios de los 80.
Sin embargo, los muestreos han puesto de manifiesto que la ocupación de muchas zonas en épocas de baños y el escaso caudal de algunos afluentes impide la aparición regular de la especie en algunas áreas.
Por otro lado, el mirlo acuático, considerado un valioso bioindicador de la calidad de las aguas, según Reforesta, “está presente a lo largo de todo el Alto Manzanares, desde los 2.000 metros de altitud hasta las orillas del embalse de Santillana”.