Abrazo revolucionario y economía circular. Por (*) Christian Manrique (Soulware)

Publicado por: generico 22 de marzo, 2018

En los próximos 30 años seremos 2.000 millones de personas más en el planeta). Según las Naciones Unidas, actualmente, la población mundial estrictamente urbana supone poco más del 50%. En el año 2050 se espera que el 63% de los habitantes del planeta habite en las ciudades.

Ante esta transformación global, establecer medidas que permitan a la Tierra permanecer debajo del umbral de calentamiento de 1.5 ° C plantea un nuevo tipo de desafío si queremos cumplir los Acuerdos de París.

Más de 1.300 millones de toneladas de alimentos van a parar a la basura anualmente en el mundo, según la FAO. De éstos, 88 millones se desperdician en Europa. La producción y eliminación de estos alimentos provoca la emisión 170 millones de toneladas de CO2.

En Europa se recicla una media de un 45% y en España de un 29%, llevando más del 56% a vertederos, según Eurostat.

La UE ha establecido en las nuevas Directrices de Residuos y Vertederos unos objetivos de reciclaje y vertido. Situándose en el 55%, 60%, 65% para los años 2025, 2030 y 2035 para el reciclaje, y no más de un 10% de vertido de residuos a vertederos para el 2035.

A algunos países miembros alcanzar estos objetivos les resultará más fácil. Ahí radica una de las oportunidades, el reto. La tecnología tiene un gran poder transformador para avanzar hacia el objetivo de la economía circular, pero se necesita una planificación previa adecuada.

Cuarta revolución

En este sentido, la economía circular avanzará de forma imparable si abraza la cuarta revolución industrial. Por supuesto, no puede ser el abrazo del oso. Lyndon B. Johnson en 1966 y Barak Obama en 2016 ya realizaron estudios de lo que supondría el impacto de la tecnología en la economía.

La primera revolución llegó con la invención de la máquina de vapor, que se trasladó a otros sectores como los transportes ferroviarios y las fábricas de acero para fomentar el progreso. La segunda revolución fue la eléctrica (Franklin, Faraday, Edison), donde viviendas e industrias serían los grandes beneficiados. La tercera revolución fue la industrial, con el automóvil. Cambió radicalmente la forma de vida y de organización en las ciudades y los transportes. La cuarta revolución fue la de las tecnologías de la información y las comunicaciones y la era digital, donde internet, los teléfonos inteligentes, los sensores, los datos y las conexiones de fibra dan forma a la actual etapa que estamos viviendo.

Esta última nueva revolución industrial, conocida como cuarta revolución industrial, va a producir grandes impactos y cambios en el plano social, económico e industrial como antes no había sucedido, tanto para las empresas como para las administraciones y ciudadanos. Es la era digital.

Las revoluciones industriales anteriores transformaron los distintos sectores productivos, realizándose procesos migratorios desde el campo a las ciudades y a las industrias, sustituyendo en muchas ocasiones el trabajo manual por el trabajo a través de máquinas. Pero ahora hay un componente adicional: la tecnología. Será una época definida por la continua transformación.

La digitalización, el Internet de las Cosas, la robótica, la Inteligencia Artificial, los móviles inteligentes y las impresoras 3D y 4D supondrán una manera de gestionar, fabricar y producir distinta. Se trata, en definitiva, de una nueva realidad formulada por la tecnología.

El trabajo intensivo irá dejando paso a la automatización. Será una automatización inteligente, a diferencia de las automatizaciones que se habían producido en las anteriores revoluciones. Ello significa que, inevitablemente, se requerirá menos mano de obra.

Una de las consecuencias de lo anterior es que, en el futuro, el ser humano se verá desplazado de los trabajos presentes tradicionales a corto plazo y va a trabajar menos horas y, en el contexto de la polarización de mercados que se está produciendo, sus salarios se verán afectados.

Del mismo modo que hubo un trasvase de la gente del campo a la industria y a la ciudad, cuando la gente pasó de trabajar 100 horas en el campo a trabajar 40 horas en la industria, esta nueva revolución industrial hará que trabajemos menos horas.

Del trabajo monótono y mecánico, se pasará a trabajos más cualificados y relacionados con la economía del conocimiento y de la tecnología. Puestos de trabajo que hoy en día no tienen nombre que los defina y clasifique.

Para poder enfrentar esta realidad será básico contar con un sistema educativo competente que prepare a la futura fuerza laboral para ese nuevo escenario del mercado de trabajo, donde la convivencia con los robots, a corto y medio plazo, será un hecho.

La tecnología

Esta disrupción de nuevas tecnologías que avanzan exponencialmente servirá de base para acelerar todas las transformaciones necesarias con el objetivo de alcanzar una economía circular real y no quedarnos en una economía básica de retroalimentación.

Las herramientas tecnológicas y la hiperconectividad van a facilitar un mejor intercambio de conocimiento e información, de tal manera que redunden en un mejor uso de los activos y recursos. En las anteriores revoluciones esto no sucedía. Ahora estamos ante una revolución inteligente cuyo fin debe ser el garantizar la sostenibilidad y una buena gobernanza.

Muchas empresas tienen en sus planes estratégicos la digitalización. Esta arquitectura implica obtención de grandes cantidades de datos (Big Data) que deberán ser analizados y nos proporcionarán información, flujos de materiales, flujos de productos, que debemos de transformar en conocimiento para una toma de decisión inteligente sobre cómo consumimos recursos y cómo generamos un nuevo modelo de gestión de un uso eficiente de esos recursos durante su ciclo de vida completo.

Los avances tecnológicos que utilizan el análisis de big data y los algoritmos de inteligencia artificial permiten obtener conocimientos más profundos y detallados. Estas tecnologías reúnen y procesan grandes cantidades de información para generar modelos y resaltar problemas que normalmente no se habrían descubierto, o al menos no sin una gran inversión de tiempo y recursos. Todos estos avances deben ser usados para acelerar la transición a una economía circular.

Vehículos autónomos

Los vehículos autónomos son un claro ejemplo de cómo la inteligencia artificial ha permitido grandes avances en la transformación de nuestra movilidad y la planificación de las ciudades. Actualmente, los automóviles son en gran parte de propiedad y están aparcados el 94% del tiempo. Los vehículos autónomos podrían llegar a introducir una nueva variable. Los automóviles podrían dejar de ser de propiedad para convertirse en un servicio que se compartiría entre diferentes personas para desplazarnos. De hecho, en las grandes ciudades estamos en una línea similar con los nuevos servicios de “car sharing” (si bien, es cierto que actualmente precisan conductor). Estos vehículos estarán conectados con otros vehículos, con los semáforos, con las tiendas… Una de las ventajas es que se reduciría la necesidad de más automóviles, minimizaría la congestión en las ciudades y se aprovecharían más los desplazamientos.

El proyecto del Renault EZGO es un ejemplo de ello, así como las conexiones a través de túneles para ahorrar tiempo en los desplazamientos que ha ideado The Boring Company de Elon Musk.

Sensores inteligentes

La instalación de sensores que recopilan y analizan datos de contenedores de basura pueden proporcionar información sobre cuándo los contenedores de basura están llenos. Esto permite que se optimicen las rutas de recogida de los camiones y se reduzca la huella de carbono. Así se optimizan el consumo de combustible, las distancias recorridas y los costos relacionados con el mantenimiento, así como los de la mano de obra del camión.

Estos sensores también proporcionan información al ciudadano, de tal manera que éste pueda optimizar sus compras y realizarlas de una manera más eficaz. Así se evita tirar a los contenedores productos sobrantes o perecederos. IoTsens desarrolla soluciones en el ámbito de la Smart City con incontables servicios en red y control de residuos, entre otros. Por su parte, Urbiotica sistemas de sensores de última generación que proporcionan información en tiempo real de lo que sucede en los ámbitos de parking, tráfico, contaminación acústica y residuos.

Enevo, de origen estadounidense, se centra en la tecnología para recopilar datos sobre residuos. Sólo son algunas de las empresas cuyo objetivo es convertir el mundo en un lugar un poco mejor vinculando la cuarta revolución industrial y la economía circular.

Blockchain

Más allá de ser la tecnología fundamental para el sector bancario, el blockchain tiene el poder de transformar las cadenas de suministro en una variedad de industrias, tales como el sector de la logística y transporte.

Blockchain proporciona a todos sus usuarios un libro de contabilidad público, un registro de todas las transacciones que se han producido entre diferentes partes. Cada vez que ocurre una nueva transacción, el libro público se actualiza automáticamente y todos son notificados instantáneamente. La tecnología tiene como objetivo principal abordar cuestiones de confianza y transparencia entre las partes. Cuando se aplica a las cadenas de suministro puede transformar cómo interactúan varios actores. Así se hace más eficiente el uso de recursos. Se asegura la trazabilidad del producto en cuanto a calidad y origen. Además, redunda en la eficiencia energética, la gestión del agua y la mejora de la calidad del aire, reduciendo de esta manera emisiones de CO2.

Esta tecnología tiene la capacidad de aumentar drásticamente la transparencia, reducir los costos de transacción para la verificación y la certificación, permitir la contratación inteligente y la contabilidad de inventario, y garantizar pagos justos en toda la cadena de valor.

Las empresas de mensajería UPS y Coyote Logistics comparten una aplicación que se ha denominado Blockchain in Trucking Alliance (BiTA).

Impresoras 3D

La generación de repuestos para piezas en naves espaciales, la creación de los componentes para vehículos autónomos o incluso la producción de comida y la obtención de órganos para trasplantes u operaciones quirúrgicas serán una realidad con la impresión 3D. Esta tecnología nos ayudará a conseguir una gestión sostenible de los recursos a través de materiales reciclables y permitirá la reducción drástica de emisiones de CO2 en los procesos de producción.

La empresa Apis Cor, con su impresora 3D, es capaz de construir casas en menos de 24 horas con un 40% menos de costes y con material de reciclaje.

Más sostenibilidad

En definitiva, la adopción de las nuevas tecnologías emergentes en la cuarta revolución industrial puede acelerar el tránsito hacia la economía circular. Pero a medida que utilicemos e incorporemos cada vez más tecnologías digitales, es necesario analizar y evaluar diversas políticas, cuestiones éticas y legales para obtener una tasa de adopción sostenible y no caer en consecuencias no deseadas. Necesitamos analizar el uso y las consecuencias de la tecnología digital a largo plazo. Sólo así podremos aseguramos de que estas tecnologías realmente conducen a resultados circulares y no sólo mejoran la eficiencia lineal.

FOUNDER & CEO AT SOULWARE GLOBAL DEVELOPMENT(*) Christian Manrique es  CEO y fundador de SOULWARE.  www.christianmanrique.com.