Los albatros, los petreles y las pardelas es uno de los grupos de aves más amenazados a nivel global y este sábado se celebra el segundo aniversario de la instauración del Día Mundial de los Albatros, edición que pone especial énfasis en las amenazas provocadas por las pesquerías.
Los albatros, una de las aves más amenazadas
Según una nota de SEO/Bird Life, el 19 de junio se cumple el décimo aniversario de la firma del Acuerdo sobre la Conservación de albatros y petreles (ACAP), el principal acuerdo internacional dirigido a conservar los albatros, petreles y pardelas.
Cada año, cientos de pardelas baleares mueren en artes de pesca en el Mediterráneo, donde las capturas se concentran durante el periodo reproductor. El palangre demersal es el arte que presenta un mayor riesgo, según la organización.
Por ello, SEO/BirdLife trabaja activamente promoviendo la colaboración de los pescadores para evaluar adecuadamente ese problema, así como para buscar soluciones que beneficien a todos.
De no conseguirlo, advierten, la pardela balear mantendrá el vertiginoso declive en el que se encuentra, que la podría llevar a la extinción total en poco más de 50 años.
De las 31 especies objeto del acuerdo, las 22 especies de albatros son las más vistosas y conocidas, pero existen otras igualmente interesantes y amenazadas.
Pardela balear
En el caso de España, su albatros particular es la pardela balear, una especie que solo cría en el archipiélago balear y que “ostenta el dudoso honor de ser la especie de ave marina más amenazada de Europa”.
En Baleares, se encuentra el caso de Quimera, una hembra de pardela balear que fue anillada en la colonia de Sa Cella, en Mallorca, en 1986, cuando ya era “adulta” (lo que quiere decir que pudo haber nacido en 1984), según SEOBird Life.
En mayo de 2016 se la marcó con un GPS, para conocer sus movimientos durante el periodo de cría y se sabe que esta pardela ha criado en la misma colonia desde entonces, y año tras año (con posibles descansos intermitentes) ha regresado para, entre marzo y junio, sacar adelante un pollo, si era posible.
Hace escasos días, el pasado 3 de junio, con 37 años de edad, este ejemplar ha vuelto a ser protagonista de una acción conservacionista, “en esta ocasión un novedoso marcaje realizado por SEO/BirdLife”, con el apoyo del proyecto Pufmed de la Fundación Biodiversidad, con el que se puso en marcha la captura de pardelas en mar abierto para colocarlas un dispositivo GPS.
El objetivo es conocer mejor los sitios en la costa norte de Barcelona, donde en años recientes se ha conocido como un área de alimentación muy importante para la pardela balear, así como una zona de elevado riesgo de capturas accidentales.
Marcaje con GPS
Según la organización conservacionista, entre finales de mayo y principios de junio se capturaron y marcaron 10 pardelas, entre ellas Quimera, de las cuales siete ejemplares han visitado colonias de cría. El trabajo muestra que las aves que visitan la zona tienen muy distintas procedencias, desde el islote de Tagomago (en el este de Ibiza) hasta Menorca.
Pero no solo se limitan a alimentarse en aguas de Barcelona; muchas de ellas se han desplazado posteriormente a zonas ya identificadas como Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA), como la plataforma marina del Delta del Ebre-Columbretes o el Mar del Empordá o han marcado zonas de gran interés más allá de las aguas jurisdiccionales españolas, en Argelia o el sur de Francia.
Quimera, al igual que las otras, se marcó con un GPS y una anilla de lectura a distancia que hará que pueda ser identificada con facilidad en el mar y, como era de esperar, esta pardela visitó Sa Cella, donde siempre ha criado, a los pocos días de ser marcada. Continúa deambulando por las costas de Cataluña y el Levante ibérico en busca de alimento.
La organización trabaja para ampliar las zonas de protección de las aves en diferentes proyectos. EFEverde