Justo unos días antes de celebrarse Fitur 2018, donde la presencia de “lo tecnológico” será muy destacada, tuve las ganas de conocer cómo es una casa rural de la nueva generación 5.0 y en especial cómo se integra con el entorno rural y natural a la vez que responde a las expectativas de los nuevos turistas, que ya no son los criterios convencionales.
Ante todo recordar que la idea de viajar a una casa rural para pasar unos días implica querer conocer la zona rural, ver los pueblos, naturaleza, cultura local, gastronomía típica, es decir lo que se sobreentiende que la mayoría de los turistas siempre han buscado, aunque muchos ofertantes no han tenido esa percepción.
Saltándome la parte del marketing, promoción y publicidad que se verá en otra publicación, llegar a la casa rural no es nada difícil y cabe decir que el edificio guarda todo lo que uno espera de una casa de pueblo, aparentemente bien restaurada con todos los elementos constructivos de calidad, casi que más parece un museo, obra de arte o similar que un alojamiento rural.
Aplicación de la casa rural 5.0
Cabe señalar que cuando el cliente reserva su estadía, ya le envían una especie de aplicación para el móvil, donde todo lo dan hecho, como las llaves virtuales, que además de haber servido como navegador con absoluta precisión, te indica diferentes sugerencias desde gasolineras con gasolina más eficiente, ecológica, barata, …restaurantes, tiendas de productos locales, etc…
La aplicación da respuestas a todo lo que el turista necesita, acorde a sus gustos, que por un algoritmo conectado también a todas las redes sociales identifica y le ofrece recomendaciones sobre qué fotos serían las mejores para tomar en cada instante, editándolas según gustos y además a qué contactos debería enviarlas. Obvio que las envía de forma automática, salvo que se le indique lo contrario.
Es decir ningún esfuerzo mental, porque en periodo de descanso se entiende que la persona quiere todo menos pensar, tomar decisiones ni nada similar.
Por supuesto nuestro móvil abre la puerta de la casa de forma automática y claro, previamente al conocer nuestros requerimientos (si no lo sabe lo pregunta) uno se encuentra con la temperatura ideal, que en este caso en enero con un frío invernal, daba gusto ese calor.
Sé lo que piensan, y están en lo cierto, la chimenea estaba ya encendida y a todo gas, haciendo sentir super bien, con esa típica imagen del fuego, leña y frío exterior. Todo un detalle.
Como pueden suponer la casa es domótica y al entrar aparece la dueña, una vecina del pueblo, pero claro en holograma, que te va explicando los diferentes detalles de la casa y más tarde cuando ya has captado esa información, te explica algunos cuentos del pueblo.
También puedes hacerle preguntas, que te responderá, porque sabe de antemano la mayoría de éstas.
Como ya está siendo tendencia en esta última década, no falta su jacuzzi con vistas, y una especie de turco-sauna, con diferentes posibilidades de uso, incluyendo también una especie de mini-hidromasaje pero muy efectivo, también con vistas y todo: spotify, YouTube… para elegir. (claro ya sabe de antemano tus gustos musicales).
La comida no falta y uno tiene casi todo lo que quiere, porque lo que le falta lo consigue solo pidiéndolo a través de la aplicación, pero aquí el ingenio es tener un robot que tiene memorizado una serie de recetas de la cocina local y regional, que las prepara y uno tiene el desayuno, comida y cena, sin tener que molestarse en buscar restaurantes.
Estas recetas incluyen también comida saludable, dietética, deportista (según qué actividad se vaya hacer), ecológica, bio, (por supuesto que productos orgánicos) o acorde a la religión (halal, kosher, hindú, etc), porque un porcentaje muy importante de estos nuevos consumidores están dentro del mercado verde.
Observando el entorno
Como es una casa rural y está en un entorno rural y natural, se sobreentiende que los viajeros quieren observar paisajes, flora y fauna, gente, etc. y por tanto para evitar frustraciones típicas de muchos viajes, aquí la observación está garantizada, ya que los monitores de alta resolución y tamaño (52 pulgadas), conectados a una red de webcams, permite hacer observación de fauna (aves, lobos, ginetas, jabalíes, cabras, ciervos…), flora (mostrando las principales plantas autóctonas, endémicas y de uso etnobotánico), paisajes en un radio de 70 km y claro el paisanaje con sus costumbres. No falta nada, sin necesidad de salir de la casa, pasar frío o calor en verano.
Como la observación de fauna a tiempo real no es segura, al igual que las plantas en floración, está previsto y cuando eso ocurre, el sistema reproduce imágenes ya grabadas.
En cualquier momento y cuando el sistema domótico detecta sensaciones de inquietud del cliente, la señora de la casa (su holograma) nos vendrá a preguntar cómo estamos y que necesitamos o nos contará algún cuento, leyenda o chiste del lugar.
La comida y la cena, conociendo ya nuestros gustos y procurando esa alimentación natural y saludable (que también puede cambiarse por fritos, etc) nos preguntarán y bien nos da la opción del robot de la cocina o nos la hará llegar desde restaurantes concertados y certificados.
Casa sostenible
Para quien pueda tener dudas, la casa rural es sostenible en todos los sentidos, eficiente energéticamente, clasifica y trata los residuos (hace economía circular), gestiona los consumos de agua, los materiales responden a los criterios más exigentes y se adapta perfectamente al entorno natural cercano. Incluso un porcentaje del precio se usa para proyectos de conservación de la fauna, flora y cultura local.
De hecho una vez terminada la estancia, siempre te envían recordatorios con imágenes para que uno siga contribuyendo a la causa.
Como todo o casi todo está pensado, porque la interacción con las redes sociales es permanente, incluye poderse hacer selfies con los paisajes más inalcanzables, fauna, flora etc… pero claro sin necesidad de moverse de la casa. Una especie de cero impacto ambiental y satisfacción emocional del huésped, que comunica a sus amistades. ¿Ciclo cerrado o no?
La casa también tiene grandes ventanales, que se van transformando de color, intensidad, etc… sirviendo como estupendos miradores, y una claraboya en el segundo piso para hacer su astroturismo, con la particularidad de tener una especie de realidad aumentada y objetivo zoom para visualizar los diferentes planetas, estrellas y constelaciones, que a su vez uno recibe información a través del móvil o del monitor.
Se me olvidaba, la casa tiene un jardín climatizado, casi a modo de domo, con diferentes plantas aromáticas, flores y con un diseño, muy especial, tan especial que uno puede cambiarlo, de tal forma, que las estructuras de muchas macetas, se mueven a gusto de una especie de plano virtual que uno elige. Lo mismo para los olores, se tiene la posibilidad de escoger aquellos aromas predominantes. Es un completo bio-diseño emocional.
Como podrán apreciar se trata de una casa rural eco-bio-futurista, que demuestra que la sostenibilidad es posible, rentable y que responde a una mayoría de consumidores de turismo rural, con capacidad de gasto que encuentran todo aquello que buscaban.
Se me olvidaba, creo que hay campo cerca!! Pero del otro tipo, del real, de ese que se vio en la pantalla de esta casa de ficción real que he visitado.
Un cordial saludo,
Arturo Crosby
Editor Natour