EFEverde.- La base antártica Juan Carlos I en la isla Livingston y la base Gabriel de Castilla en Isla Decepción cierran sus puertas hasta otoño, tras 100 días en la que los científicos han usado este “laboratorio natural” para investiga glaciares o hacer estudios sísmicos.
Después de casi tres meses, la XXVIII campaña antártica (2014-2015) terminó el pasado jueves, y según ha relatado a Efe Jordi Felipe, jefe de la base Antártica Juan Carlos I, ha sido “intensa, con mucho trabajo científico y muy variado”.
Este curso comenzó el pasado 20 de octubre, cuando el buque de investigación oceanográfica Hespérides zarpó desde el puerto de Cartagena (Murcia) rumbo a las dos bases antárticas españolas.
Felipe ha explicado desde el Hespérides (vía telefónica) que en esta campaña se han llevado a cabo proyectos de estudio de cambio climático a partir de la evolución de los glaciares, de magnetismo, vulcanología, meteorología, estudio de líquenes y de la contaminación de origen orgánico, entre otros. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha liderado dos de los proyectos que se han hecho.

Uno de ellos, Remarca, ha sido dirigido por el investigador Jordi Dachs, del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua.
Los científicos de esta iniciativa, que han desarrollado su trabajo en la base Juan Carlos I del CSIC, han tomado muestras de agua, hielo, suelo, vegetación, atmosféricas y de plancton.
El estudio permitirá predecir el impacto de los contaminantes en la Antártida en el escenario actual de cambio global, según el CSIC.
Hespérides
El Hespérides, que ha permanecido durante toda la campaña en la Antártida, ha funcionado como tercera sede científica: en su interior se ha llevado a cabo el proyecto Pegaso, liderado por el investigador del CSIC Rafel Simó, del Instituto de Ciencias del Mar, con la participación de 30 personas de nueve países.
El objetivo de esta investigación ha sido estudiar cómo las emisiones de gases y partículas emitidas por el plancton regulan la formación y características de las nubes sobre el océano.
Además del CSIC, por parte española han participado investigadores de las universidades de Cádiz y Granada, entre otros.
Amós de Gil, de la Universidad de Cádiz, ha detallado a Efe desde el Hespérides que su proyecto, de investigación vulcanológica, se ha desarrollado en la base Gabriel de Castilla del Ejército de Tierra.
Isla Decepción es un volcán activo aunque no en proceso eruptivo, según este investigador, quien ha apuntado que han trabajado con receptores GPS y la Universidad de Granada con sismógrafos.
Gil ha subrayado la importancia de investigar un volcán activo en una zona en la que no hay actividad humana: la Antártida es un “laboratorio natural fantástico para conocer el funcionamiento interno de los volcanes y, por ejemplo, desarrollar técnicas que si vemos que funcionan aquí, con toda seguridad funcionarán fuera”.
En cuanto al día a día en las bases, Jordi Felipe ha relatado que los científicos trabajaban de lunes a sábado. El día empezaba con un desayuno a las 8:00 horas de obligada asistencia, ya que es una fórmula para saber que todo el mundo está bien.
Felipe, quien ha dicho que la temperatura osciló entre los -1 y -2 grados, ha afirmado que la ciencia es universal y España dio un paso importante decidiendo hace décadas estar en la Antártida.
El Hespérides hará durante su vuelta a España -llegará en mayo- dos campañas científicas, pero antes dejará a algunos científicos en el sur de Latinoamérica, quienes llegarán en marzo y a quienes les queda trabajo por delante con el examen de todas las muestras. EFEverde
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