Uno de los 1.500 crustáceos de la colección de la UNAM.

Uno de los 1.500 crustáceos de la colección de la UNAM. EFE

MÉXICO BIODIVERSIDAD

Una colección centenaria de crustáceos, los “buitres” del mar, en México

Publicado por: generico 23 de febrero, 2015 José Antonio Torres

EFEverde.- La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) resguarda una colección centenaria de 1.500 especímenes de crustáceos, considerados los “buitres” del mar, aseguró hoy el biólogo Fernando Álvarez Noguera.

“Cuando algo muere y va al fondo marino, una buena parte se descompone gracias a éstos; son los buitres acuáticos para reciclar materia orgánica”, explicó este zoólogo de 56 años en una entrevista con Efe.

El experto indicó que ejemplares microscópicos de esta especie están en la base de las principales cadenas tróficas marinas, como el plancton, un crustáceo que come algas y sirve de alimento a peces más grandes.

Álvarez trabaja en el Instituto de Biología con la Colección Nacional de Crustáceos, compuesta por unos 1.500 especímenes, algunos recolectados en el siglo XIX y heredados de oficinas antecesoras.

En más de 30.000 frascos de vidrio se conservan desde ejemplares extraños como el cangrejo araña hasta los populares camarones, cangrejos, langostas y jaibas.

En general, los crustáceos se distinguen por tener el cuerpo cubierto con un caparazón calcáreo y las patas articuladas.

La mayoría vive en los océanos, como los camarones y la langosta, pero hay algunos de agua dulce, como el acocil, y otros de tierras húmedas, como la cochinilla, que se encuentra en la tierra debajo de las plantas en el jardín de cualquier casa.

70.000 variedades en el mundo

Un ejemplar de crustáceo de la colección de la UNAM.
Un ejemplar de crustáceo de la colección de la UNAM. EFE

Las estadísticas señalan que en México hay entre el 10 y el 12 % de las 70.000 variedades de crustáceos conocidas en el mundo, lo que arroja un universo de 7.000 a 9.000, con 1.500 identificadas.

Álvarez comentó que en México se conoce de unos 10.000 puntos específicos con presencia de crustáceos, 8.000 de ellos en el fondo marino y unas 2.000 en localidades continentales.

“Tenemos una buena idea de lo que hay, pero es una buena idea como para pensar en lo que nos falta, no para pensar en lo que hemos logrado, hemos logrado mucho, pero no es satisfactorio”, apuntó.

El investigador resaltó que la carcinología mexicana (el estudio de los crustáceos) comenzó en 1938-39 con la llegada a México del español Enrique Rioja al Instituto de Biología: “antes de él no hubo nada”, señaló.

La colección posee animales de los litorales marinos y también de las cuencas lacustres; algunas comestibles, otras no, dijo este biólogo que tiene una maestría en la Universidad de Tulane y el doctorado en Maryland, ambas en Estados Unidos.

Nos comemos los “más familiares”

“Se comen los más familiares, camarones, langosta, porque son los más abundantes, podría comerse un cangrejo de estos, pero son raros y aparecen ocasionalmente”, dijo al tiempo que exhibía un ejemplar recolectado en la Sonda de Campeche.

Aunque reconoció que todo experto resalta las “cosas grandiosas” de sus temas de estudio, insistió en que los crustáceos tienen un papel ecológico fundamental en el mar que se compara con el que tienen los insectos en la tierra.

Como ejemplo, mencionó a la poco conocida y despreciada cochinilla de la humedad que se halla en las macetas de cualquier casa y cuya función es descomponer materia orgánica que sirve para alimentar a otros organismos.

La relación del hombre con estos animales está documentada en los códices prehispánicos, donde hay registro de acociles que crecían en la zona lacustre de lo que hoy es México.

“Hay toda una tradición de comerlos y están retratados en los códices”, sostuvo.

También son importantes los ejemplares que tienen anticoagulantes muy potentes, que han sido base de diversos estudios, y otros utilizados en laboratorios para estudiar la transmisión neuronal porque sus nervios son grandes y fáciles de manipular.

“Tienen una gran variedad de aplicaciones y ahora está toda una nueva disciplina, que es la acuicultura”, así en lugar de pescar los camarones, se cultivan, lo que ha hecho común su consumo y su precio más accesible. EFEverde

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