#COP25Spain: el periodismo ambiental se la juega. Por (*) Javier Valenzuela

Publicado por: generico 5 de noviembre, 2019 Fuente: Creadores de Opinión Verde

Javier Valenzuela (APIA).- Cuando hace unos días se anunció que Madrid sería la sede oficial de la próxima cumbre del clima de Naciones Unidas, la conocida como COP, he de reconocer que un cosquilleo recorrió mi cuerpo. Para un periodista ambiental una COP es como para un amante del rugby jugar en Twickenham; el momento con el que siempre ha soñado.

Dentro de muy pocos días, la capital de nuestro país acogerá a más de 25.000 personas, procedentes de 200 países con el único objetivo de hablar de medio ambiente. Políticos, científicos, empresas, ONGs, periodistas… conformarán esta “tribu verde” que tiene como misión, tomar una serie de decisiones que van a condicionar, sí o sí, el futuro de las próximas generaciones.

Hagamos un poco de memoria: Hace poco más de un mes se presentó el informe especial del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC); en esta ocasión los 100 científicos de 36 países presentaron unas evidencias, claras, irrefutables, de la situación de nuestros océanos. El panorama que nos presentaron no puede ser más desalentador: el deshielo, causado por el incremento de las temperaturas, se está acelerando de una manera nunca antes vista. Groenlandia y la Antártida se están derritiendo. Esta situación, aunque para muchísimas personas parezca muy alejada, tiene unas consecuencias directas en cada uno de nosotros: pérdida de la calidad del agua, aumento de la absorción de CO2 y del nivel del mar, desaparición de ecosistemas….

En la famosa COP celebrada con la capital francesa se aprobó, en diciembre del 2015, con grandes dosis de entusiasmo, el llamado Acuerdo de París. Esta cumbre, destacó por dos grandes cuestiones: por primera vez los países admitían que el cambio climático existía y que el culpable era el hombre… y no la superstición. En segundo lugar, en sus conclusiones se vinculaba y obligaba a todos sus firmantes a presentar planes de recortes para frenar el aumento de la temperatura, en un máximo de dos grados, aunque incluso se hablaba, en el texto final “intentar dejarlo en 1,5”, respecto a los niveles preindustriales. De los 195 países que allí estuvieron 187 pusieron sobre la mesa lo que ellos iban hacer para lograr el objetivo común.

Pero como en todos los grandes acuerdos internacionales, la burocracia, la lentitud, la desidia y la falta de voluntad hace que los pactos se ralenticen y se enfríen. También ocurrió con el de París. Aunque parezca increíble, cinco años después (es verdad es que estaba así previsto) será en la capital de España donde se tengan que certificar las reglas, que se aprobaron en Paris, para aplicar lo que allí se aprobó. Difícil de entender que, en la situación de crisis climática, muchos tengamos la sensación de “años perdidos”.

Pero si volvemos al principio de esta tribuna, el IPCC dijo en septiembre, del 2019, que lo que se está haciendo es poco para la necesidad que hay (¿cinco años perdidos?). No olvidemos que este informe es la base científica en la que teóricamente los líderes mundiales se basan para negociar sobre clima y medio ambiente...en las COP. Se da por hecho que ya hay situaciones irreversibles. Se da por hecho que las próximas generaciones ya no van a vivir en un mundo como el que hemos conocido. Y se da por hecho que, ahora sí, es la última oportunidad.

Con la reducción planteada en París, ya no vale. Ahora hay que ir mucho más allá. Desde hace unos años cuando nos referimos al cambio climático, ya lo estamos haciendo desde la única perspectiva de un cambio social, asumiendo que es lo único que puede ralentizar esta situación de deterioro. Necesitamos una nueva revolución industrial, en el que las renovables sean las que tiren “del carro”.

Contar todo esto será sin lugar a dudas una tarea apasionante. Los miles de periodistas que estaremos cubriendo la #COP25SPAIN, además de vivir una experiencia única, tendremos la responsabilidad de trasmitir a qué acuerdos se ha llegado, cómo se ha llegado y desde cuándo se van a aplicar. Pero si esto es importante aún, lo es más, traducir y poner sobre el terreno en que nos van a afectar los pactos alcanzados. Porque no olvidemos que seremos los ciudadanos los que tendremos la responsabilidad de aplicar todo aquello que se acuerde. Sí, sí, somos nosotros los culpables de lo que está pasando, pero también, y he aquí el gran halo esperanza, los únicos que lo vamos a poder cambiar. Para que toda la información fluya con garantías de calidad, desde la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA) vamos hacer un gran esfuerzo para convertirnos en la correa de trasmisión, de todo este caudal de información que va a surgir en las próximas semanas. Debemos “traducir” esos términos que los científicos usan, con gran maestría, pero que sólo ellos entienden (uno de los grandes males de la comunicación sobre cambio climático) y así, cada uno de nosotros podremos entender la magnitud de los cambios que debemos asumir y de los que seremos parte fundamental.

Desde el periodismo ambiental somos conscientes de la necesidad de aplicar medidas claras y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad, desde los temas relacionados con la energía, la agricultura o la ganadería hasta los ecosistemas, cómo conservarlos, recuperarlos, pasando por la industria o las infraestructuras. Cambios de mentalidad, de hábitos de vida, cambios de forma de pensar, de actuar….. Es en este aspecto donde el periodismo especializado debe jugar un papel clave explicando los hechos de una manera objetiva, dejando atrás las opiniones y planteando las soluciones que hay.

Para poder realizar de una manera solvente esta labor, hoy más que nunca es necesario dotar a las redacciones de periodistas especializados en medio ambiente. Lo que nos jugamos, y los editores también, no es la cuenta de resultados, es mucho más, nos jugamos el planeta. Los lectores siguen buscando referencias en los medios y los periodistas son más importantes que nunca, precisamente por la necesidad del lector de tener referentes en los que confiar. Las fake news y su difusión descontrolada son una clara oportunidad para los periódicos, las radios y las televisiones, para volver a reclamar su papel de intermediarios entre los científicos y los lectores de modo que el consenso científico, que es absolutamente claro, llegue hasta los ciudadanos de forma clara, nítida, entendible y asumible.

Si en cada país hubiera un Félix Rodríguez de la Fuente, estoy convencido que no hubiésemos llegado a esta situación.


(*) Javier Valenzuela es vicepresidente de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA )[/box]


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