Zaragoza. La producción alemana Metamosphosen, del cineasta Sebastian Mez y la española Quiviz, de Manu Trillo, se alzan con los premios más importantes del Ecozine, en una gala de clausura abarrotada a la que asistió la ex-ministra de cultura Ángeles González-Sinde.
Para González-Sinde “Ecozine es ahora todavía más importante por lo que significa de apuesta por la creación cinematográfica en un momento de tanta fragilidad y porque si no existiera Ecozine miles de personas no podrían tener acceso a cine de calidad y de temática tan necesaria”. La directora de cine también se comprometió a colaborar de manera más activa con un festival cinematográfico al que “he aceptado amadrinar y lo haré de manera activa”.
Pedro Piñeiro, director de Ecozine, subraya que “estamos viviendo tiempos de crisis y cuestionamientos profundos donde la temática ambiental debe estar presente de manera esencial, porque sin medio ambiente no hay posibilidad de superar la encrucijada global en la que estamos”.
Por su parte, Eleonora Isunza, directora del festival de cine ambiental de Cuernavaca, en México, y miembro de la red internacional de festivales de cine ambiental más importante del mundo, ha manifestado su apoyo entusiasta a Ecozine “por su calidad, por su calidez, por el rigor y la calidad del programa propuesto y porque Zaragoza es hoy el corazón de una tierra que se resiste a ser arrasada”.
Metamosphosen un alegato antinuclear
El premio al mejor largometraje documental ha recaído en una producción germana de 84 minutos, en la que, a partir de un paisaje bucólico de los Urales, se hace una investigación a propósito de las muertes acaecidas debido a la toxicidad nuclear que durante años llegó a la población a través de sus diferentes recursos hídricos. Pura memoria histórica para devolver la dignidad a las víctimas nucleares del estalinismo.
Quivir o el arte de pervivir
Este largometraje español de vocación internacional ha recibido merecidamente el premio al mejor largo documental nacional. En él se narra con eficaz maestría cómo desde España y Marruecos el contexto ecológico ha generado transversalidades culturales comunes. Un torrente de sabiduría y cuestionamiento. Su director pidió en la clausura que se bebiera vino embotellado con tapón de corcho, porque “un gesto tan sencillo puede salvar los alcornocales de nuestra tierra”.
La clausura culminó con la presentación del documental Recuerdos de hielo, de Albert Solé, en el que se repasan las primeras expediciones científicas españolas a la Antártida, todo un poema humano en un paisaje conmovedor.
Los 40.000 espectadores que se han asomado a Ecozine, las más de 500 películas y la calidad en la selección fílmica que se ha logrado durante los ocho años de vida del festival, han puesto a Zaragoza en el mapa mundial del cine de medio ambiente. La dimensión internacional de este Festival y el acierto organizativo consolidan a Ecozine como el mejor festival de este tipo de toda España.