La Fundación Global Nature (FGN) propone “aprovechar” el debate social en torno a la ganadería industrial para “poner en valor” los beneficios de un modelo extensivo, más sostenible, y sugiere compensar económicamente los servicios ambientales que genera esta actividad.
La organización ha lamentado que en España la producción ganadera a escala industrial crece “a un ritmo acelerado”, con una concentración de animales que desde el 2015 ha aumentado un 9 %; mientras, en paralelo, hay un consumo decreciente de carne que se ve descompensado por el “fuerte aumento” de las exportaciones.
“España produce el 450 % de la carne que consume y la industria cárnica es ya el cuarto sector industrial de nuestro país, el 22,6 % de todo el sector alimentario español”, subrayan desde FGN, y reclaman “no simplificar el debate” que se ha generado en este país a raíz de una entrevista que el ministro de Consumo, Alberto Garzón, concedió al periódico ‘The Guardian’.
FGB propone aprovechar el foco que la opinión pública ha colocado sobre el asunto para, “desde el sosiego y lejos de intereses partidistas”, revisar el impacto de los diferentes modelos de producción ganadera, estudiar los costes y beneficios reales de ambos sistemas y, bajo la premisa de “quien contamina paga”, compensar los servicios ambientales que genera la ganadería extensiva.
Entre los beneficios que aporta esta actividad, resaltan la prevención de incendios a través de prácticas como el pastoreo, que ayuda a cuidar los pastizales, bosques y montes con matorral al eliminar las malezas, algo que en un modelo industrial no ocurre.
“En España se destinan 1.000 millones de euros al año a medidas de prevención o extinción de incendios, unos 6.000 € por hectárea quemada”, señalan desde FGN, que sugieren que si se diera “a cada ganadero solo un 1% de esa cifra, 60 € por hectárea, un pastor tendría un ingreso limpio (producción ganadera aparte) de 60.000 €/año, considerando que cubriera unas 1.000 hectáreas de pastos”.
“No pagamos a nuestros pastores y ganaderos extensivos los servicios ambientales que sí pagamos a cuadrillas de prevención y extinción, pero sí cubrimos entre todos los costes ambientales que generan los modelos intensivos”, aseveran.
Desde la organización lamentan que la ganadería intensiva con el modelo de macrogranjas esté ganando margen a la producción ganadera a pequeña escala, y denuncian que el empleo alternativo que crea la transformación cárnica “gracias al tirón de la exportación” apoya un modelo de desarrollo “alejado del medio rural” y basado en “expectativas de exportación muy inestables”.
Arguyen además que la ganadería industrial ha generado “graves impactos ambientales” como, por ejemplo, la concentración de purines y excrementos en comunidades como Cataluña, donde “el 41 % de los acuíferos están contaminados” por estos residuos y donde se da la mayor densidad de cerdos del planeta (que llega a los 614 cerdos/km2 en las diez comarcas más contaminadas).
Por otro lado, recuerdan que “la Comisión Europea ya ha dado varios ultimátum a España para que frene la contaminación de las reservas de agua subterráneas por incumplimiento de la Directiva de Nitratos, de 1991, que establece el control de las aguas e identificar a las personas afectadas o que puedan verse afectadas por la contaminación causada por nitratos de origen agrícola”. EFE