Sofía Henales.- La aplicación correcta de un decrecimiento económico permitiría "reducir drásticamente el uso de la energía y facilitar una rápida descarbonización para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5º C", ha asegurado a EFE el antropólogo económico Jason Hickel.
El también profesor del Instituto para la Ciencia de la Universidad Autónoma de Barcelona y especialista en decrecimiento es uno de los autores invitados en 'El libro del clima' (Lumen) coordinado por la activista climática Greta Thunberg para aglutinar aportaciones de diversos científicos y expertos en emergencia climática.
El decrecimiento "busca el equilibrio entre los seres humanos y la Naturaleza" y su conocimiento está "cada vez más extendido entre los científicos" porque "necesitamos una distribución justa de los ingresos y reglas de salarios dignos", motivo por el cual aparece en este libro de artículos que también aborda asuntos como el de la escasez de agua, la amenaza de los microplásticos o el deterioro de la biodiversidad.
Para Hickel, existen tres claves fundamentales en este área: "reducir las formas de producción ecológicamente destructivas y socialmente menos necesarias" como los jets privados o la producción industrial de carne industrial, "disminuir el poder adquisitivo de los ricos, con impuestos sobre el patrimonio" y proporcionar "una vida más larga a la ropa, la tecnología o los electrodomésticos", prohibiendo de paso la obsolescencia programada.
En su opinión, "la economía de España no está funcionando bien: ni la suya ni la de los demás países ricos, porque utilizan niveles altísimos de recursos" y aún así "no logran satisfacer muchas necesidades humanas básicas sino maximizar las ganancias corporativas".
Para este antropólogo nacido en Suazilandia, un pequeño país africano que fue protectorado británico, es necesario "organizar la economía en torno al bienestar humano en lugar de la acumulación del capital", ya que el capitalismo es "un sistema destructivo para las personas y el planeta" y termina "apropiándose de los recursos de los países del sur global" al organizarse sobre "la acumulación perpetua en manos de las elites".
Por ello defiende "la transición a una economía postcapitalista" que incluya el incremento en la producción sólo de "aquello que necesitamos, como la energía renovable y transporte público", ha aseverado.
También apuesta por la reducción de la jornada laboral porque "acortar la semana y compartir el trabajo de manera más equitativa evita cualquier nivel de desempleo".Para aplicar esta idea evitando la consiguiente bajada de salarios, Hickel ha incidido en la importancia de una mejor distribución ya que, según su análisis, "siempre hay exactamente suficientes ingresos para comprar todo lo que produce la economía" por lo que, en un escenario de decrecimiento, habría dinero si se produce y se distribuye de forma justa.
Otro de los conceptos que defiende es el de la garantía de empleo verde "para que cualquiera tenga la posibilidad de formarse" en materias como la rehabilitación de hogares o la regeneración de ecosistemas.
"Ningún país ha adoptado por completo el modelo del decrecimiento", reconoce Hickel, pero los problemas que pudiera generar su aplicación podrían resolverse por ejemplo "emitiendo moneda para expandir los servicios públicos" y "movilizar mano de obra, recursos nacionales y proyectos colectivos".
El dinero es "simplemente una representación abstracta del control sobre el trabajo, los recursos reales y la capacidad productiva", ha resumido. EFEverde
