Bruselas (EFEverde).- Los países de la Unión Europea (UE) cerraron hoy un acuerdo político sobre la revisión de la legislación comunitaria sobre transgénicos, que pretende facilitar la autorización de estos productos a nivel europeo, al permitir legalmente a los países prohibir individualmente su cultivo.
Todos los países -salvo Bélgica y Luxemburgo, que se abstuvieron- respaldaron garantizar el derecho de las naciones que se oponen a los transgénicos a prohibir su cultivo, pero no su comercio, en su territorio.
Con ello, “se espera que la toma de decisiones sea más fluida y mejore el procedimiento de autorización”, afirmó la ministra española de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, en el debate del consejo de ministros europeos de Medio Ambiente.
“Tenemos un procedimiento de autorización modélico en términos de seguridad, y la constante confrontación de opiniones en el Consejo merman su eficacia, restando credibilidad al trabajo de los organismos de evaluación de riesgo”, añadió Tejerina.
Un gran número de Estados miembros, como Francia, Austria o Hungría, actualmente cuentan con medidas nacionales contra el cultivo de transgénicos que sin embargo están autorizados a nivel europeo, lo que creaba ciertas dificultades legales.
El acuerdo plantea que los países puedan solicitar a las compañías que les excluya de la solicitud que presentarán ante Bruselas para lograr autorización de un transgénico, aunque si la empresa se niega, el país tendrá margen igualmente para prohibir el cultivo en su territorio.
La propuesta permite que los Estados miembros que prohíban el transgénico incluso si no dieron el paso de pedir a la compañía quedar al margen de la autorización, lo que en la práctica supone legalizar la situación actual.
García Tejerina satisfecha
La ministra española de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, celebró hoy el acuerdo cerrado por los países europeos, que en su opinión ayudará a la Unión Europea (UE) a dejar de ser una “isla” al margen de los avances de estos cultivos. “Para España es importante el avance que se ha logrado, llevábamos mucho tiempo tratando de desbloquear la situación actual”, afirmó García Tejerina, quien agregó que “la posición de España es apoyar las decisiones tomadas sobre las evaluaciones de los científicos” respecto a las autorizaciones de nuevos transgénicos.
La ministra española respaldó el trabajo de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (AESA), el organismo encargado de evaluar el posible impacto de los transgénicos tanto en términos de salud como de medio ambiente, frente a las reticencias de otros países. “A pesar de las informes positivos de este organismo (…) nos encontrábamos en una situación de bloqueo que hace que la UE está siendo de facto una isla en el desarrollo de la biotecnología aplicada a la agricultura”, se lamentó.
García Tejerina indicó que con el acuerdo político sellado hoy, los países que así lo deseen podrán prohibir en su territorio el cultivo de transgénicos autorizados a nivel comunitario, pero insistió en que será “por razones que nada tienen que ver con las evaluadas por la AESA (…) como económicas, ideológicas, políticas…”. “Esperemos que a partir de esto podamos desbloquear la situación y que en aquellos países que deseen aplicar esta tecnología en su territorio se pueda avanzar y no nos quedemos aislados de lo que está sucediendo”, recalcó la ministra.
García Tejerina consideró que España será uno de los socios más beneficiados por este acuerdo.
“En España llevamos tiempo cultivando (transgénicos) sin problema y, efectivamente, un país como España en el que tenemos un sector ganadero importante está pagando un sobrecoste porque los piensos son más caros y no tenemos acceso a estas tecnologías”, indicó.
Respecto a las críticas de las ONG que señalan que las multinacionales propietarias de transgénicos tendrán un papel destacado en el proceso de autorización de estos cultivos, la ministra negó que esto vaya a ser así, dado que “no cambia la evaluación, y la seguirá llevando la AESA”.
“No sólo no es cierto, sino que seguiremos trabajando en dar más garantías y endurecer estas evaluaciones”, afirmó.
Un regalo envenenado según los ecologistas
Sin embargo, la organización Greenpeace rechazó el acuerdo por sus “lagunas legales” y denunció los “riesgos” que supone, según un comunicado.
La ONG afirmó que los países que decidan finalmente prohibir el cultivo de transgénicos en su territorio carecerán de “herramientas” para defenderse en los tribunales ante los potenciales pleitos que las multinacionales propietarias de transgénicos planteen.
“No tiene base legal sólida para las prohibiciones, que podrán ser rebatidas con éxito en los tribunales por las compañías, que ganarán frente a los países”, afirmó el encargado de Agricultura de Greenpeace UE, Marco Contiero.
Por contra, países como Reino Unido y Alemania defendieron la solidez del acuerdo, al igual que España, el socio que más superficie dedica en la Unión Europea al cultivo de los transgénicos.
“Todos perseguimos un objetivo común, que es proporcionar a nuestros ciudadanos un proceso de autorización con los mismos requisitos de seguridad, pero más ágil y eficaz”, aseguró Tejerina.
“Las ventajas de la biotecnología aplicada a la agricultura hacen que su utilización esté cada vez más extendida entre los principales productores mundiales, la Unión Europea no puede continuar manteniéndose al margen”, defendió la ministra española.
Los Veintiocho tendrán que llegar ahora a un acuerdo con el Parlamento Europeo (PE) para la entrada en vigor de las nuevas normas.
Varios países mostraron su deseo de que se alcance un consenso lo antes posible, durante la presidencia semestral de la UE que asume Italia el primero de julio próximo.
“Este no es el final del viaje, pero es un buen comienzo. Celebro el compromiso de la presidencia italiana de tratar de lograr un acuerdo con el parlamento europeo, sería una excelente postal navideña para diciembre de este año”, dijo el comisario europeo de Salud, Tonio Borg.
Según Amigos de la Tierra se trata de un regalo envenenado que pretende en realidad abrir las puertas de Europa a los transgénicos acelerando nuevas autorizaciones en Bruselas.
La ley votada hoy otorga a las empresas biotecnológicas como Monsanto o Syngenta un poder sin precedentes. Tendrán el derecho a decidir si se permite o no la prohibición de sus productos en cada país de la Unión Europea. Si las empresas se niegan a prohibirlos, los gobiernos podrán contemplar alternativas muy débiles desde el punto de vista jurídico para establecer algún tipo de moratoria y, de hacerlo, podrían ser objeto de demandas, explican los ecologistas en un comunicado.
Blanca Ruibal, responsable de Agricultura y Alimentación de Amigos de la Tierra, ha afirmado que “es inaceptable que las empresas tengan la última palabra en las decisiones sobre los cultivos transgénicos. Los gobiernos han de tener capacidad para prohibir estos cultivos sin tener la obligación de pedir permiso a ninguna entidad privada. La ciudadanía europea ha dejado claro que no quiere estos cultivos, que no aportan ninguna solución a los problemas de la agricultura europea”.
EFEverde