Según el Panel Intergubernamental de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (IPCC), ésta es la década clave para actuar si queremos frenar el calentamiento global. Pese a ello, los objetivos a 2020 establecidos en el acuerdo climático firmado el año pasado en Doha (Qatar) dejan mucho que desear. Uno de los puntos clave en esta cumbre polaca es acordar cómo aumentarlos.
Según el Panel Intergubernamental de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (IPCC), ésta es la década clave para actuar si queremos frenar el calentamiento global. Pese a ello, los objetivos a 2020 establecidos en el acuerdo climático firmado el año pasado en Doha (Qatar) dejan mucho que desear. Uno de los puntos clave en esta cumbre polaca es acordar cómo aumentarlos.
Y es que ni el líder climático de antaño, la Unión Europea, se libra de la crítica. Con una reducción efectiva de emisiones del 18% en base a los niveles de 1990 ya alcanzada un objetivo a 2020 del 20% la UE no tiene que esforzarse mucho. Un objetivo, el del 20% que ni siquiera entra en la franja baja de lo que recomienda el IPCC para los países industrializados (reducir emisiones entre el 25 y el 40% para 2020) y que deja a la UE lejos de estar en una buena trayectoria para cumplir el objetivo europeo a 2050 (reducir las emisiones entre el 85 y el 95%).
Como se dice popularmente “de aquellos polvos vienen estos lodos” y si el objetivo a 2030 toma como referencia el de 2020 no hace falta ser muy listo para pensar que seguiremos apuntando bajo. La Comisión Europea, que está actualmente preparando el paquete de medidas climáticas para 2030, baraja un objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero del 40%, algo que ni siquiera va a permitir a la UE revitalizar su Sistema de Comercio de Emisiones, totalmente disfuncional en la actualidad debido a un exceso de oferta de derechos de emisión en relación con la demanda .
Si la UE quiere recuperar el poder en la negociación climática internacional debe primero hacer los deberes en casa. En este sentido, desde Greenpeace le pedimos que avance hasta alcanzar una reducción de emisiones del 30% para 2020 y que establezca un objetivo del 55% para 2020. Y para asegurar que no se confía fuentes energéticas peligrosas como la energía nuclear y que estas medidas representan un verdadero avance de las energías limpias, la UE debe también establecer un objetivo de generación energética mediante renovables del 45% y un objetivo de eficiencia energética del 40% para 2030.
Alinearse con la ciencia es la única forma que tiene la UE de demostrar su compromiso climático y no perder las alianzas de los países más vulnerables que tan útiles le fueron en anteriores cumbres. Además de tener argumentos para exigir al resto de países que también se comprometan.
En la inauguración de la cumbre, marcada por la emoción de los delegados filipinos, no ha habido duda de que es el momento de poner freno a estas catástrofes y para independizarnos de los combustibles fósiles que no sólo causan el calentamiento global sino multitud de conflictos en todo el mundo.
La UE debe volver a mostrar liderazgo climático si quiere volver a recuperar su liderazgo económico de mano de la economía verde y marcar el ritmo hacia el futuro que queremos y que necesitamos: el de un mundo más verde y en paz.
Demandas de Greenpeace para la cumbre climática de Varsovia: http://www.greenpeace.org/international/en/campaigns/climate-change/negotiations/COP19-Warsaw/
Aida Vila (Greenpeace)