Más de 30.000 millones de “microscópicos insectos” serán liberados en los invernaderos de Almería y la costa de Granada para combatir, mediante control biológico, las plagas que afectan a los cultivos hortícolas del invierno, según un comunicado facilitado por organizaciones del sector.
Los insectos ocuparán un 80 % de la superficie de cultivo -25.000 de las 31.500 hectáreas existentes- en los invernaderos de esta zona mediterránea, de acuerdo con la información facilitada por la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Andalucía (APROA), la Organización Interprofesional Española de Frutas y Hortalizas (HORTIESPAÑA) y la Asociación Europea de Frutas y Hortalizas (EUCOFEL).
Esta “guerra biológica” marca el inicio de la campaña agrícola invernal, según estas entidades, además de convertir esta región en la mayor área productora de cultivos del mundo que emplea esta técnica, respetuosa con el medioambiente y con la salud de los trabajadores y consumidores.
El empleo de control biológico de plagas “ha seguido una evolución creciente” en los invernaderos del sur de Europa, debido a su carácter de “herramienta competitiva” hacia sistemas productivos sostenibles, que influyen “positivamente” en la calidad de la producción, ha asegurado el responsable del departamento de Agroecología de APROA, Jan van der Blom, en el mismo comunicado.
Los productos cultivados en los invernaderos solares del sur de Andalucía abastecen a un mercado de 500 millones de personas, más del 47 % del mercado interno y al 50 % de los mercados europeos, y, cuando la producción continental no es viable debido a las bajas temperaturas invernales, superan el 60 %.
El control biológico potencia la calidad de las frutas y hortalizas, a la vez que favorece la biodiversidad y sostenibilidad ambiental, según las organizaciones hortofrutícolas, y es una de las claves de la conocida como producción integrada, junto con el uso de barreras físicas como las mallas anti insecto o las trampas crómaticas y de feromonas. Efeverde.