La población de lince ibérico ronda ya los 600 ejemplares en libertad -según los últimos datos- tras bordear y esquivar la extinción a principios del siglo, cuando el censo descendió dramáticamente de los cien.
El Valle del Matachel (Badajoz) se ha consolidado como uno de los mejores lugares para la reintroducción del lince ibérico. Foto: Raúl Casado (EFE)
Los sucesivos proyectos de recuperación y conservación de la especie, sustentados en gran medida en los programas de cría en cautividad, han propiciado que la especie haya pasado de la catalogación de “en peligro crítico de extinción” en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza a la de “en peligro” y que aspire ya a ser calificada como “vulnerable”.
Los primeros esfuerzos (entre 2002 y 2006) se centraron en recuperar las poblaciones en Andalucía; después (entre 2006 y 2011) los trabajos se volcaron en la creación de nuevos núcleos, también en Andalucía.
El proyecto europeo para la conservación del lince (que arrancó en 2011 y finaliza este año) se propuso recuperar la distribución histórica de la especie, con poblaciones en Castilla-La Mancha, Extremadura y Portugal, además de Andalucía.
Una situación “dramática” al principio de siglo
El director del proyecto ha recordado que la situación de la especie al comienzo del siglo era “dramática” y ha valorado cómo han contribuido los diferentes programas de conservación a su recuperación.
En declaraciones a EFEverde ha subrayado que los próximos retos son dos: consolidar las áreas donde se ha reintroducido el lince fuera de Andalucía y conseguir “conectar” las diferentes poblaciones para propiciar un intercambio genético que fortalezca la especie.
A largo plazo, confía en conseguir reducir las liberaciones procedentes de la cría en cautividad “porque la especie llegue a tener capacidad de supervivencia por sí misma” y se sitúe “en una senda de normalidad”, pero ha incidido en que será determinante comprobar cómo evoluciona la enfermedad hemorrágica del conejo, del que depende en un 80 por ciento la dieta del felino.
Hoy, unos 450 linces campean por Andalucía y otros 145 por las distintas áreas de reintroducción: Sierra Morena Oriental en Ciudad Real, los Montes de Toledo, el Valle de Matachel-Ortiga en Badajoz y el Valle del Guadiana en Portugal.
Éxito en Extremadura
La responsable del proyecto de recuperación del lince en Extremadura, María Jesús Palacios, ha recordado que el felino desapareció del Matachel hace 30 años y hoy tiene 39 individuos, y ha señalado también como “un éxito” de conexión que ejemplares liberados en este espacio de Extremadura se hayan desplazado hasta los Montes de Toledo (120 kilómetros en línea recta) y apareado allí, o que animales procedentes de Ciudad Real hayan pasado a este valle y después a Portugal.
Tras 2017, que fue un mal año para el lince (fallecieron 31 ejemplares atropellados y 9 a causa del furtivismo, además de otros 18 por diferentes causas), en 2018 han muerto ya 14 ejemplares atropellados, pero ninguno a causa de la caza furtiva.
Los “puntos negros” para el lince en las carreteras se localizan en la A-4 (en Jaén y Ciudad Real), en la CM-410 (Toledo), la N-420 (Córdoba), la EX-103 (Badajoz) y la A-301 (Jaén), en las que el pasado año se concentraron casi el 70 por ciento de las muertes y en lo que va de año se han producido 6 de los 14 atropellos mortales.
A la población de lince que vive en libertad se suman los más de cien ejemplares adultos que viven en los cuatro centros de cría en cautividad (El Acebuche en Doñana; La Olivilla en Jaén; Zarza de Granadilla en Cáceres; y Silves en Portugal), de cuyos emparejamientos nacieron en la temporada reproductora de 2017 un total de 37 cachorros y para la presente temporada se estima que serán entre 30 y 40 más, que en su mayoría serán reintroducidos.
Casi 500 ejemplares nacidos en cautividad

El director de los centros de cría de El Acebuche y Zarza de Granadilla (dependientes ambos del Organismo Autónomo Parques Nacionales), Francisco Villaespesa, ha señalado a EFE que los objetivos principales de estos centros son dos: garantizar una salvaguarda genética (“un stock”) en cautividad, para poder recuperar la especie si llegara a desaparecer; y proporcionar ejemplares aptos para ser reintroducidos en la naturaleza.
Villaespesa, para quien estos centros son “laboratorios perfectos” para conocer el comportamiento de estos animales, ha explicado que desde que comenzó el programa de cría en cautividad en 2005 han nacido 481 ejemplares, de los cuales el 75 por ciento sobrevivieron al destete.
Los responsables han subrayado la importancia de la implicación de todos los sectores (agricultores, ganaderos o cazadores) en la conservación de la especie, y en ese sentido, Juan Ignacio de la Cueva, propietario de una finca donde ahora habita el lince, ha asegurado que la presencia del felino no acarrea “ninguna” limitación cinegética, agrícola o ganadera.
Al contrario, De la Cueva ha manifestado a EFEverde que el lince “nos ha traído seguridad” porque ha aumentado la vigilancia de todos los territorios linceros, y porque todas las mejoras que se han realizado en áreas de reintroducción para favorecer la cría del conejo han beneficiado directamente a la producción del ganado ovino. EFEverde

Presupuesto público: 34 millones
[box type=”shadow” ]”El presupuesto total del proyecto LIFE iberlince asciende a unos 34 millones de euros (más de 5.666 millones de pesetas), de los cuales la UE financia un 61,57 %, algo más de 20,9 millones de euros, mientras que el resto de los socios aportan la parte restante. Este es el presupuesto más elevado que se ha invertido en un proyecto LIFE”, según la información que consta en el Parlamento Europeo[/box]Para saber más, presupuesto y otra información sobre Iberlince en el portal de la UE
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