El Grupo Socialista ha pedido el Gobierno el cierre de las centrales nucleares a los 40 años, como máximo, del inicio de su funcionamiento, así como una “profunda reforma” del mercado eléctrico que garantice el máximo desarrollo de las energías renovables.
Texto:Pilar González
Para ello ha presentado una Proposición No de Ley en el Congreso de los Diputados en la que insta también al Ejecutivo a iniciar de inmediato un diálogo con todas las fuerzas políticas, económicas y sociales para elaborar una estrategia energética a medio y largo plazo, basada en la Hoja de Ruta de la UE para una economía baja en carbono en el horizonte 2050.
Los socialistas demandan además requerir al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) a que impulse la actualización del conocimiento sobre riesgos sísmicos en todos los emplazamientos nucleares, con la colaboración de todas las instancias públicas pertinentes.
Requieren asimismo mantener, sin ninguna modificación, la condición de cese definitivo de explotación que desde el 6 de julio de 2013 tiene la central nuclear de Santa María de Garoña, exigiendo a la empresa titular que continúe el proceso que debe conducir a la obtención de una autorización de desmantelamiento de la central.
Fukushima

Finalmente piden garantizar la máxima seguridad en el almacenamiento de residuos radiactivos, tanto en El Cabril como en el previsto Almacén Temporal Centralizado de residuos nucleares (ATC), que se instalara en Villar de Cañas (Cuenca).
En su exposición de motivos, defienden que la energía nuclear no es la energía del futuro: “no es ni limpia, ni segura, ni imprescindible, ni barata”, y que tampoco es la respuesta adecuada ante el desafío del cambio climático.
En el caso de España, añaden, ni siquiera es una energía autóctona, porque el uranio que se utiliza como combustible se importa de terceros países, contribuyendo así a al déficit comercial.
Finalmente refieren que la confianza en la seguridad de las centrales nucleares resulta hoy particularmente cuestionada tras la catástrofe de Fukushima, cuyas consecuencias “siguen aún fuera de control”, y que las tendencias globales apuntan hacia una disminución del uso de la energía nuclear en el mundo desarrollado. EFE
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