Obras del embalse de Melonares (Sevilla).

Obras del embalse de Melonares (Sevilla). EFE/Paco Puentes

SEVILLA AGUA

Melonares, el embalse de las polémicas

Publicado por: generico 25 de marzo, 2015 Sevilla

EFEverde.- Tras 154 millones de inversión y medio siglo de polémicas ambientales y controversias administrativas, el agua del embalse de Melonares ha llegado hoy, por fin, a los grifos del área metropolitana de Sevilla.

Si algunos embalses españoles se han visto envueltos en polémicas ambientales, el de Melonares ha sido, durante medio siglo, un icono de la controversia entre ecologistas y desarrollistas, y además, con repercusiones internacionales.

La construcción de este embalse se comenzó a fraguar en 1972, pero se cuestionó una década después por las entonces incipientes autoridades ambientales andaluzas, y por las de la Unión Europea, en la que España acaba de en ingresar, ya que se ubica en una de las zonas de mayor valor ambiental de Sierra Morena.

La oposición a este proyecto estuvo a punto de paralizarlo en 1989, cuando la Junta de Andalucía protegió legalmente esta zona como Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla para preservar especies en peligro crítico de extinción, como el lince y el águila imperial ibérica o la cigüeña negra.

La sequía de los 90 reactivó el proyecto 

Pero la tremenda sequía que asoló Andalucía entre 1991 y 1995, que estuvo a punto de forzar evacuaciones masivas en Sevilla por falta de agua potable, reactivó la necesidad de construir este embalse para garantizar el abastecimiento al más del millón de residentes del área metropolitana hispalense.

Al final, la UE y el Gobierno español acordaron construir Melonares, pero con la condición de que los 186 hectómetros cúbicos de agua del río Viar que puede almacenar se destinasen, exclusivamente, al consumo humano y nunca a actividades económicas.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, inauguró Melonares.
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, inauguró Melonares. EFE/Paco Puente

 Además, se obligó a implementar severas medidas de corrección y de compensación ambientales que elevaron el coste final de la obra a más de 110 millones de euros y consolidaron a Melonares como el primer embalse de Europa cuyo coste ecológico uperó al de su propia construcción.

El Área de Compensación Ecológica de Melonares obligó a expropiar una superficie equivalente a la del embalse, que se anexionó al Parque Natural, y a desarrollar actuaciones tan llamativas como la de “entrenar” a parejas de águilas imperiales para que nidificasen fuera de la zona inundable.

Finalmente, el embalse se comenzó a construir en el 2003 y las obras, que se cobraron sendos accidentes laborales mortales, finalizaron en el 2007, pero no así la polémica.

50 kilómetros de canalización

La obligatoriedad de que el agua de Melonares se use sólo para consumo humano forzaba a construir unos cincuenta kilómetros de canalizaciones que uniesen la presa con la red abastecimiento de Sevilla, con un coste de cien millones de euros más.

Las administraciones española, andaluza y sevillana polemizaron durante años sobre quien debía asumir esta costosa obra, mientras el embalse permanecía finalizado, pero sin uso.

Al final y tras alguna amenaza de la Unión Europea de exigir la devolución de fondos invertidos en esta polémica obra, se acordó construir sólo diecisiete kilómetros de nuevas conducciones y aprovechar otros treinta kilómetros del canal del Viar, construido tras la Guerra Civil para regar la campiña sevillana.

La factura de estas canalizaciones bajó a 43,7 millones de euros y su construcción fue asumida por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir después de que quedasen abandonadas por la Junta de Andalucía.

Inauguración

 Finalmente, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saenz de Santamaría, inauguró este martes  la llegada del agua de Melonares al sistema de abastecimiento urbano de Sevilla.

Para los defensores de esta obra, Melonares ha acabado hoy con el fantasma del desabastecimiento de agua para el casi millón y medio de vecinos del área metropolitana de Sevilla, y es un ejemplo de construcción sostenible, pese a medio siglo de polémicas estériles y un sobrecoste ambiental injustificado.

Para los detractores de este embalse, Melonares en un monumento al derroche, ha asolado un valioso ecosistema europeo y en los siete años que lleva finalizado no ha sido necesario usar un solo litro de su agua porque la concienciación de la población sevillana en favor de un consumo sostenible y la mejora de la red de abastecimiento han reducido el consumo en más de un 25 por ciento desde la última sequía. EFEverde