Bandera de la Unión Europea en el edificio de la "Reichstag". EFE/Johannes Eisele

CAMBIO CLIMÁTICO

¿Son suficientes los objetivos de la UE para descarbonizar la economía en 2050?

Publicado por: generico 26 de febrero, 2015 MADRID

Caty Arévalo (EFEverde).-La Unión Europea se convirtió ayer en el primer actor en poner sobre la mesa su compromiso para el acuerdo global de lucha contra el cambio climático que los países pretenden adoptar en París a finales de año, pero… ¿Es esa contribución suficiente para lograr una Europa descarbonizada a mediados de siglo?

La UE asume en su contribución, o INDC (de Intended Nationally Determined Contributions) en el lenguaje de Naciones Unidas, una reducción de emisiones de al menos un 40% para 2030 con respecto a los niveles de 1990, así como unos índices de energías renovables y eficiencia energética del 27%, respectivamente.

El rumbo de las intensas negociaciones climáticas que se llevan a cabo, a nueve meses de la cita de París, indica que el futuro acuerdo tendrá plazos de cumplimiento de cinco años, comenzando a partir de 2020, por lo que la UE debería adaptar las cifras propuestas a 2025, algo a lo que no se opondría.

Sin embargo la clave de lo que pretenden tanto estos esfuerzos como ese futuro acuerdo no está en ninguna de las citadas fechas, sino en 2050: el año en el que los países no deberían emitir más emisiones de las que el planeta (o la tecnología) pueda absorber, o dicho de otro modo, la fecha en la que tengamos una economía descarbonizada.

Hoja de ruta hacia 2050

En la “Hoja de Ruta hacia una Economía Baja en Carbono Competitiva en 2050“, aprobada en 2011, la UE abogaba porque sus emisiones de CO2 en 2050 sean entre un 80 y un 90% menos que en 1990. ¿Nos lleva el compromiso presentado ayer por el Comisario de Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, hacia ese objetivo?

Hans Bruyninckx, director de la Agencia de Medio Ambiente Europea (AEMA) considera que está “en la línea” del resultado esperado en 2050, pero matiza que la clave está en una expresión: “al menos”.

Parece una expresión fortuita pero no lo es. Indica que la reducción de emisiones será como mínimo un 40%, pero que, si es posible, se tratará que sea mayor“, aclara.

El director de esta institución, encargada de proveer información sólida e independiente sobre el estado del medio ambiente en Europa, opina que la reducción propuesta requerirá más esfuerzos de unos sectores que de otros, “del que más sin duda del transporte, el que más ha incrementado sus emisiones desde 1990”.

La directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Susana Magro, durante su participación en el primer encuentro de un ciclo de foros sobre temas medioambientales organizado por la Agencia EFE y la Fundación Biodiversidad. EFE/Ángel Díaz
La directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Susana Magro, durante su participación en el primer encuentro de un ciclo de foros sobre temas medioambientales organizado por la Agencia EFE y la Fundación Biodiversidad. EFE/Ángel Díaz

“Si analizamos lo que la UE ha hecho para reducir emisiones entre 1990 y ahora, vemos que el esfuerzo deberá acelerarse de cara a 2030, y cumplir requerirá un cambio tecnológico importante”.

En la misma línea, la directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Susana Magro, opina que Europa “sigue el mapa trazado” y que “el esfuerzo no es menor”.

Argumenta su punto de vista con el ejemplo de España, para quien lo planteado por la UE supondrá, a nivel interno, triplicar esfuerzos entre 2020 y 2030 para disminuir los gases, ya que pasará de una reducción del 10% a una cercana al 30% en 2030, en los sectores difusos: transporte, edificación o agricultura.

Una responsabilidad para la próxima generación

Gonzalo Escribano, director del Programa de Energía del Real Instituto Elcano, sostiene, sin embargo, que con las cifras presentadas “Europa deja el esfuerzo gordo para más adelante, en definitiva, para la próxima generación”.

Un 40% de reducción es mejor que nada y es indicativo, pero no es lo suficientemente ambicioso -para descarbonizar la economía en 2050-, y debemos ser conscientes de que el esfuerzo grande habrá que hacerlo más adelante si queremos lograr lo que nos hemos marcado”.

Escribano piensa que el punto más débil de la contribución europea es la meta de un 27% de renovables en 2030, un objetivo que, según detalla, “no se reparte”, es decir, que la UE espera alcanzarlo con la suma de la generación renovable de sus socios pero que no supone un mínimo de obligado cumplimiento por todos y cada uno de los países.

Más ambición, mejores resultados

Jennifer Morgan, directora de Cambio Climático de otro destacado think tank, el World Resources Institute (WRI), cree que la UE “demuestra seriedad y deseo de avanzar en la senda hacia un futuro bajo en carbono“, pero que con una mayor ambición “obtendría mejores resultados económicos y más seguridad energética”.

“La UE podría lograr un 49% de reducción en 2030 si invierte en renovables lo que a día de hoy destina a importar gas, y además crearía empleo y reduciría costes e inseguridades”.

Escribano comparte que un incremento de ambición asociado a la generación renovable eliminaría inseguridad energética, y cita el caso del país de donde España importó más petróleo en 2014: Nigeria (un 16,8%) actualmente envuelto en un convulso proceso electoral.

Greenpeace: “Los objetivos no están a la altura”

Para la portavoz de cambio climático de Greenpeace España, Tatiana Nuño, los objetivos presentados por la UE son “completamente insuficientes”, y “no están a la altura” para mantenernos por debajo de un aumento de temperatura superior a dos grados a finales de siglo. “Esperamos que sólo constituyan una oferta inicial”.

En la misma línea se expresa su homólogo en SEO/BirdLife, David Howell, quien apunta que los países miembros “deben aumentar el grado de ambición hasta una reducción de al menos un 55% para 2030.EFE