Reducir el consumo de carne es la opción que defiende la periodista Marta Zaraska en su libro ‘Enganchados a la carne: historia y ciencia de una obsesión de 2,5 millones de años’ (Plaza y Valdés Ed.) para disminuir el impacto sobre el medioambiente y limitar así las consecuencias del cambio climático.
Zaraska aborda las razones de este consumo a lo largo de la Historia y los motivos por los que millones de personas en todo el mundo siguen ingiriéndola regularmente “a pesar de que la Organización Mundial de la salud afirma que tiene efectos nocivos”, ha argumentado la escritora durante la presentación del libro hoy en Madrid.
[box type=”shadow” ]El texto incluye un resumen de 500 informes y entrevistas con 70 investigadores que le llevan a plantearse si “nuestro amor por la carne es una especie de adicción” y, en ese caso, “si seremos capaces de dejarla”.[/box]Iniciativas de reducción
La autora considera que la idea de abandonar la carne de forma definitiva resulta “aterradora para el consumidor medio”, por lo que “el mejor mensaje que podemos transmitir” pasa por limitar su consumo a través de iniciativas como ‘Los lunes sin carne’.
“Podemos poner las condiciones que queramos: ‘Lunes sin carne’ o ‘Lunes lluviosos sin carne’…, el objetivo es hacer algo”, ha insistido Zaraska, quien se confiesta vegetariana pero aspira a “que las personas tomen sus propias decisiones, basadas en hechos y en información investigada”.
Tras reconocer que transformar la sociedad de la noche a la mañana en vegetariana es “imposible”, ha afirmado que “todo es cuestión de hacer números” porque “quizá millones de personas que eliminan una comida de carne a la semana salven más vidas que una sola persona deje de comerla por completo”.
Cambio climático
En su libro, Zaraska acusa a la industria de la carne de estar “estrechamente relacionada con el cambio climático“, ya que el 33 % del terreno cultivable en el planeta se destina a cosechar alimento para el ganado y eso supone “un modelo insostenible”, si la población mundial continúa en aumento.

Para escenificarlo con cifras, llega a la conclusión de que, si en 2050 los previsibles 9.000 millones de habitantes que pueden poblar la Tierra siguieran “una dieta americana”, sería necesario disponer de “4,5 veces más carne que la producida en 2014”.
En la actualidad, para obtener medio kilo de carne de vacuno, la autora señala que cada animal debe comer 6 kilogramos de cereal, mientras que para producir esa cantidad de grano se requiere aproximadamente 7 litros de agua.
Impacto negativo
Además, el incremento de temperatura por culpa del cambio climático tendrá “un impacto negativo para la agricultura”, con la reducción del terreno cultivable y la consiguiente disminución de producción de alimentos, según el libro.
Zaraska cita a algunos científicos que plantean reemplazar al menos un 75 % de las calorías aportadas por carne y lácteos por cereales y legumbres, pero “la gente no está dispuesta a hacerlo y por tanto buscar sustitutos para la carne es fundamental”.
Las ganancias del libro, que ha sido publicado en inglés, polaco, japonés, coreano, chino y, ahora, en español, irán destinadas a la organización internacional de defensa de los animales Igualdad animal. EFEverde
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