Apadrinar un árbol frutal es una de las opciones que ofrecen algunas pequeñas huertas españolas con el fin de poder mantener sus cultivos, arrasadas por las producciones intensivas, apoyar el cultivo sostenible, ofrecer a los interesados la posibilidad de ver crecer el árbol elegido y disfrutar de los frutos de cada época.
Naranjas de Valencia, Murcia o Almería, cerezos de Extremadura, mandarinas de Barcelona, etc. Muchas pequeñas huertas que no tienen oportunidad de vender al por mayor sus cosechas intentan de forma imaginativa mantener vivas sus tierras. Uno de los reclamos más utilizados en los últimos años es apadrinar un árbol.
En Antas, localidad del Levante almeriense, Isabel Alvargonzález, propietaria de una finca con 1.400 de naranjos, ha sido precursora de esta idea con la que desde hace cuatro años intenta rentabilizar este terreno cultivado por su familia desde el año 1800.
Los requisitos para apadrinar un árbol son los siguientes: la persona que lo solicite paga 60 euros anuales y elige el nombre para su árbol. A cambio recibe un certificado, un folleto explicativo y una foto del ejemplar escogido, que se mantendrá con su dinero; además de boletines trimestrales con la evolución de su árbol apadrinado y la satisfacción de poder disfrutar de más de 15 kilos de naranjas de su cosecha cuando llegue la época de la recolección (marzo-abril).
Isabel Alvargonzález en su huerta de Antas, donde apadrina sus naranjos
Además, los padrinos podrán visitar la finca y acercarse para ver el cuidado de su árbol o realizar la recogida personalmente. Idea pensada, sobre todo, para los más pequeños de la familia.
Alvargonzález habló con EFEverde y se mostró satisfecha con los resultados, ya que aseguró que “las cuatro hectáreas pobladas de 1.400 naranjos ya es productiva”. Una meta difícil -aseguró- pero que ha conseguido gracias a los más de 500 padrinos que ha obtenido.
“Conseguir que la finca pueda mantenerse sola”
La finca de Antas (Almería) ha pasado de generación en generación durante más de 200 años hasta que fue Isabel la que se tuvo que hacer cargo de la misma. “Después de unos meses me di cuenta de que no era posible hacerlo bien desde Madrid y tuve que elegir. Tenía cuatro hectáreas de naranjos y un reto por delante: conseguir que la finca pudiese mantenerse sola”.
Huerto de naranjas de Isabel Alvargonzález en Antas
Alvargonzález se ha convertido en una tenaz defensora del campo y mantiene que “aunque yo haya tenido la suerte de ir a la Universidad, siempre digo que aunque son muchos los que no saben quiénes son Tolstoy o Sartre, son muchos los que no tienen ni idea de que las naranjas crecen a partir de la flor de Azahar, o de que las almendras no vienen empaquetadas. Al campo no le falta cultura, el campo lo que tiene es una cultura diferente”.
Una de las razones que aducen los propietarios de estas huertas para estimular este tipo de ideas participativas es la falta de apoyo económico oficial, la escasez de medios de los que disponen para sacar adelante el cultivo de estos árboles y el escaso salario que perciben los que realmente sacan adelante el duro trabajo en el campo.
Isabel Alvargonzález consideró que “los agricultores siempre decimos que nos llevamos la parte más pequeña de la cadena. Pero lo triste es que hacemos la parte más importante y cuando vendemos la cosecha casi nunca da para cubrir los gastos, ya que se conservan los mismos precios de venta de hace 20 años. Uno de los principales problemas es que para nosotros es difícil competir con mercados como Sudamérica, Marruecos o Turquía”.
Apadrinar un árbol y eliminar los intermediarios
Para el equipo de agricultores de ‘Huertos del Turia’, situado en el Parc Fluvial del Turia, en la provincia de Valencia, no solo apadrinar un árbol frutal es una forma de mejorar la producción.
Entre las propuestas de este pequeño grupo de emprendedores se encuentra la de arrendar huertos para los que se encuentren interesados en conocer el mundo agrícola, quieran disfrutar de una alimentación sana y tengan la oportunidad de cultivar los productos que deseen.
Por su parte, ‘Apadrina un naranjo’, dijo a EFEverde Rosa, una de sus componentes, es una iniciativa que “lanzamos desde Huertos del Túria (Valencia) para evitar el abusivo trato de los intermediarios sobre el precio de la naranja. Nuestros naranjos se perderían si no intentásemos mantenerlos con dignidad a pesar de las circunstancias”.
Niños tomando naranjas de Huertos del Turia.
Desde esta organización agrícola, sus trabajadores piden a través de esta campaña ayuda para los naranjos porque así, afirmaron, “ayudarás a poder mantenerlo con vida y productivos, y al mismo tiempo él te permitirá disfrutar de naranjas cultivadas de manera tradicional sin plaguicidas, de forma sana y natural. Llevándotelas a casa y, si quieres, puedes hacerte zumos con ellas en nuestras instalaciones (zonas comunes de los huertos ecologicos)”.
Desde “Huertos del Turia” se lamentaron que “los precios a pie de árbol son tan bajos que no vale la pena ni recoger la cosecha para venderla. Por eso pensamos en esta solución para dar salida a la naranja de nuestro huerto y que no murieran los naranjos por falta de los cuidados necesarios”.
Y, además, otro de los objetivos para este pequeño grupo de agricultores es que la gente tome conciencia del trabajo que requiere el simple hecho de recoger la cosecha de manera manual. Efeverde
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