Un árbol singular, excepcional por su envergadura, longevidad, cuidados o historia, se convertirá en el árbol español del año y será el representante en el certamen europeo 2018 de una competición que “levanta pasiones” según la presidenta de Bosques Sin Fronteras, Susana Domínguez.
El concurso “Árbol Europeo del Año” acaba de abrir el plazo de inscripción para presentar las candidaturas que competirán para convertirse en el representante español de una iniciativa que fue creada para dar a conocer la existencia de aquellos ejemplares excepcionales que, por su gran tamaño, belleza, o su importancia cultural, son considerados un valioso patrimonio natural.
Desde el pasado martes 15 de agosto y hasta el 15 de septiembre, los propietarios de árboles o responsables de los terrenos en los que se ubican pueden presentar a sus candidatos y posteriormente serán evaluadas por un jurado de expertos que seleccionará a los aspirantes para ser el representante nacional en el concurso europeo.
Pasado el primer filtro, comenzará la fase de votación de los candidatos españoles de la que saldrá elegido el ganador nacional, que competirá con los árboles europeos, a los que se podrá votar entre los días 1 y 28 de febrero de 2018.
La búsqueda del árbol más singular del continente
El certamen “Árbol Europeo del Año” premia a aquellos ejemplares con los que las personas han establecido especiales relaciones afectivas con el objetivo de otorgar un reconocimiento a aquellos árboles que por diversas características son merecedores del respeto y admiración de la comunidad.
La presidenta de Bosques Sin Fronteras, Susana Domínguez, ha explicado a Efeverde que la gente demuestra un “creciente interés en el certamen”, al que cada año se presentan “hasta una decena de candidatos para ser el representante español”.
Domínguez reflejó el deseo de que el certamen “Árbol Europeo del Año” se convierta “en una iniciativa mundial”.
A pesar de que este concurso lo organizan todavía pequeñas ONG conservacionistas “ya hay ‘Árboles del Año’ en países como la India” explicó Domínguez.
Los casi 300.000 votos registrados en la pasada edición “reflejan que la gente está respondiendo“, ya que según matizó la presidenta de Bosques Sin Fronteras, el concurso “levanta pasiones entre la gente” porque un árbol singular es algo “admirable” que hay que poner en valor porque las comunidades “desarrollan vínculos muy fuertes con estos ejemplares“.
En la edición del año pasado, un gigantesco ejemplar de Pino Laricio de más de 43 metros de altura, 5 metros de perímetro y alrededor de 400 años de edad bautizado como “Aprisquillo”, fue el representante español del certamen.
El mencionado pino, ubicado en el municipio abulense de La Adrada, quedó en décima posición entre quince aspirantes.
Un roble polaco fue el ganador de la pasada edición
Jozef, Un roble polaco de 650 años de edad, que sirvió de refugio a una familia judía durante la Segunda Guerra Mundial, fue reconocido finalmente como Árbol Europeo del Año 2017 en una votación popular organizada a través de internet por la Agrupación de Asociaciones Medioambientales. Efeverde