Bioenergía para superar la dependencia energética exterior. Por (*) Eduardo Rojas Briales

Publicado por: Arturo Larena 20 de marzo, 2022

La invasión de Ucrania ha puesto en evidencia los riesgos de la excesiva dependencia de la importación de hidrocarburos para los países industrializados altamente poblados de Europa, Japón, Corea o China, exacerbados por el hecho de la gran concentración geográfica de los yacimientos y lo poco edificante de sus regímenes, en general no democráticos, perpetuados en buena medida por unos ingresos totalmente aleatorios.

En tiempos de múltiples y complejos retos interrelacionados resulta clave escoger aquellas alternativas que generen mayores sinergias como estrategia más eficiente de gestión de recursos limitados.

La gestión activa de nuestros recursos naturales renovables es una de ellas.

La apuesta decidida por abandonar los combustibles fósiles tiene su origen en el informe del Club de Roma de hace 50 años alertando del fin del petróleo en pocas décadas.

Aunque nuevos yacimientos y técnicas han permitido alargarlo unas décadas, su explotación viable tiene en todo caso fecha límite no muy lejana y si lo dejamos a merced de los mercados no habrá suficiente tiempo para el desarrollo de alternativas.

A esto se suma la constatación del cambio climático, originado en buena medida por el uso intensivo de los hidrocarburos y el carbón.

Transición energética

La transición no será fácil, conlleva importantes inversiones e innovación tecnológica y adaptaciones por parte de la población, pero si se realiza correctamente comportará muchas ventajas en un horizonte de medio plazo.

Inexplicablemente, se está pivotando toda la transición energética sobre la electrificación y dentro de esta, en las fuentes eólica y solar, que sin duda han alcanzado en determinadas localizaciones unos costes muy competitivos.

No obstante, debemos considerar que la mitad de nuestra demanda energética es térmica y pasar energía térmica a eléctrica o viceversa, aunque viable es muy poco eficiente. Algunos abogan por volver a la nuclear, pero olvidan sus altas inversiones, los riesgos a largo plazo y su inflexibilidad temporal.

Bioenergía

Frente a esto, olvidamos con demasiada frecuencia que, pese a todas las inversiones realizadas a día de hoy, a escala global y de la UE, la bioenergía sigue siendo, con diferencia, la principal fuente renovable seguida de la hidroeléctrica. Una térmica, la otra eléctrica, con la valiosísima característica de su flexibilidad temporal.

Si la bioenergía supone ya el 10% del consumo energético global, pese a una atención e inversión pública marginal, habrá que reflexionar qué podría conseguirse de apostar decididamente por ella, en el marco de un mix energético renovable inteligente, evitando repetir el error de la transición energética actual que fía todo a la electricidad y a dos fuentes concretas.

Otra de las valiosísimas ventajas de la bioenergía es su generación dispersa, que ahorra costes de distribución; su naturaleza térmica combinable con la eléctrica (cogeneración) y su enorme potencial de co-beneficios de otra índole.

Biomasa

Si nos fijamos en la biomasa, nuestro país tiene un enorme potencial de origen forestal no aprovechado – al menos 10 millones de toneladas/año – que, además de generar empleo en las zonas afectadas por la despoblación, reduciría considerablemente el riesgo de incendios catastróficos como el que constató toda la sociedad el verano pasado en el incendio de Sierra Bermeja.

Por otro lado, nuestra agricultura produce mucha biomasa leñosa y residuos de la industria agroalimentaria, que se puede valorizar energéticamente, a lo que se suma la creciente biomasa procedente de la jardinería pública y privada.

La forma más eficiente de uso de la biomasa no son las grandes centrales térmicas que disipan el 70% de la energía térmica producida y se surten de biomasa con largos transportes, sino las que cubren la demanda térmica pequeña y media dispersa en el territorio, vinculándola con las fuentes de biomasa también dispersas.

Pero la bioenergía va más allá de la biomasa, por ejemplo, los diferentes biogases que podemos obtener de las deyecciones ganaderas y de los residuos sólidos urbanos orgánicos y lodos de depuradoras, lo que permitiría valorizar recursos actualmente problemáticos o meramente acumulados en vertederos a la vez que se evita la contaminación de los recursos hídricos subterráneos.

Algunos podrán argumentar que no disponemos de suficiente materia prima, pero olvidan que un aumento de la demanda y de los precios generan mucho más interés en su producción a la vez que la posibilidad de aprovechar las materias primas de origen vegetal en una cascada inteligente de valor, carbono y empleo como ya ocurre con el papel, que es la commodity más reciclada actualmente (entre 5 y 10 veces).

Como valor añadido, la bioenergía, como parte de una estrategia más amplia de bioeconomía, permite asignar una nueva misión al mundo rural basada en un trípode de alimentos (agricultura), biomateriales (bosques) y servicios ambientales como una estrategia clave para preservar un medio rural vivo y con condiciones de vida equiparable para sus habitantes cuya ausencia actual es precisamente la principal causa de la despoblación.

El liderazgo indiscutido de Suecia en la UE y en el conjunto de los países desarrollados en términos de emisiones de CO2/renta per cápita o consumo de electricidad es debido precisamente a su consistente apuesta por la bioenergía, junto a la hidroeléctrica y la bioeconomía, priorizando su industria forestal y la construcción en madera, lo que la hace mucho menos vulnerable a altibajos de los mercados energéticos y los conflictos relacionados, a la vez que demuestra que es posible compatibilizar un medio rural vivo con la lucha contra el cambio climático.

(*) Eduardo Rojas Briales es profesor de la Universidad Politécnica de Valencia, decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes y presidente de PEFC-Internacional.

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Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de EFEverde [/box]

 

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Arturo Larena

#PeriodistaAmbiental de la vieja escuela, maestro en #Fundación Gabo. Premio Nacional de Medio Ambiente 2005 y de la Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad (Periodismo). Diseñé y fundé www.efeverde.com en 2009. Más sobre mí: www.arturolarena.com

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