Jeimmy Paola Sierra.- EFEverde.- Perder la capacidad de entender a la naturaleza pone en peligro de extinción a 80.000 especies de plantas, ha dicho a EFEverde el botánico español Carlos Magdalena, conservador sénior del Real Jardín Botánico de Kew (Londres).
A Magdalena (Gijón, 1972), horticultor del Kew, botánico declarado Patrimonio de la Humanidad por su colección de especies conservadas, se le conoce como el “mesías de las plantas”, título también de su libro sobre las plantas.
Reconocido por su habilidad para rescatar especies amenazadas, una medida vital de mitigación parte de entender cómo funciona la naturaleza al concluir que “no puedes proteger algo que ni siquiera sabes que existe”.
En Jericó (Colombia), donde ha participado en el “Hay festival” encuentro anual de literatos, músicos, cineastas y otras personalidades de talla internacional, ha señalado que “la casa está ardiendo y nadie grita”, para explicar el grado de destrucción que ha alcanzado el planeta.

“La cultura, el conocimiento y la capacidad de entender la naturaleza se está perdiendo, y eso es determinante para intentar cambiar esto. El proteger y entender la biodiversidad es clave para la supervivencia. No hay más discusión que esa”, apostilló el experto.
El “mesías de las plantas”, apelativo ganado en gran medida a su habilidad para resucitar especies como el café marrón (Ramosmania rodriguesii), percibe que la destrucción funciona en ocasiones de forma “aleatoria y por descontrol”.
“Necesidades momentáneas generan destrucciones eternas”, sentenció el botánico que lleva dos décadas en el Kew, donde desarrolló ampliamente su fascinación por estudiar las plantas.
Una de cada cuatro especies en peligro de extinción
“¡Cortas un árbol de 2.000 años para hacerte un pollo!”, soltó al referirse a un proyecto de conservación en el que participó en Perú sobre la reforestación del Huarango, cortado para hacer algo “tan banal” como pollo a la brasa.
Por acciones de ese tipo, Magdalena calcula que unas 80.000 especies de plantas están en peligro de extinción, es decir, “una de cada cuatro especies”, aunque cree que serían más porque varias se necesitan entre sí para coexistir.
“No hay opción, hay que conservar. No hay más que eso. Todo lo que comemos son plantas o cosas que comen plantas”, enunció el botánico, quien en el festival de Jericó generó reflexiones y reivindicó a los indígenas.
“Ellos respetan el medioambiente, y no hace falta contarles una película de ecología porque entienden que no son los dueños de la naturaleza”, dijo el español, a la vez que se cuestionó: “¿Cómo podemos llamarnos desarrollados si dañamos lo que nos da alimento, medicina y oxígeno?”.

El horticultor, que, en su primera visita a Colombia, quedó prendado con la impresionante biodiversidad del país, manifestó que curiosamente todos esperan que “alguien venga a salvarlos cuando realmente tenemos que salvarnos de nosotros mismos”.
Resaltó que un planeta con 400.000 especies de plantas es “mucho más rico” que uno con 100.000, pues todo tiene un uso, así aún no se conozca.
En Suramérica ha tenido varios proyectos, como “un jardinero al que de repente la ciencia lo necesita”, así que espera que pronto le llegue el turno a Colombia por el vínculo que tiene el Kew con universidades y entidades colombianas.
“No he parado de mirar plantas. Me encantaría regresar a participar en un proyecto de conservación”, confesó el horticultor. EFEverde
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