Junio ha comenzado con la celebración de la 3ª edición del World Circular Economy Forum WCEF 2019 en Helsinki, donde el Instituto para la Producción Sostenible (IPS) ha participado de forma activa siendo uno de los más de 2.000 expertos presentes de todos los sectores– energía, alimentación, movilidad, medio ambiente, urbanismo, finanzas, negocios, industria, etc – así como con representantes de las Administraciones Públicas de casi todo el mundo.
La Economía Circular para salvar el planeta
Debemos ser conscientes de los problemas ambientales en los que estamos inmersos, de la escasez real de recursos disponibles, de que necesitaríamos más de un planeta para satisfacer el ritmo de consumo de la sociedad. Por ello hay que apostar por una economía circular que propone un nuevo modelo de sociedad que sustituye al clásico sistema lineal de ‘extracción, fabricación, utilización y eliminación’, por otro en el que prima el reciclaje y la reutilización.
Es imprescindible la Economía Circular: producir de forma eficiente, reduciendo al máximo el uso de recursos y la generación de residuos y consumir lo imprescindible cambiando los comportamientos a favor del desarrollo sostenible. Y en ello se tiene que involucrar también la industria para que hagan suyo un sistema basado en el reciclaje y la reutilización de los materiales para reincorporarlos a la cadena de producción y que tengan una nueva vida.
Y esto es lo que se ha estado incentivando desde Bruselas, la Economía Circular, uno de los ejes estratégicos de la política de la Unión Europea que lleva ya cinco años implementando un programa con más de 500 medidas, directivas legislativas de fuerte impacto como la referente a los plásticos o a la automoción para la reducción de las emisiones de CO2, y más de 10.000 millones de euros destinados a las ayudas para la puesta en marcha de proyectos circulares. Todo ello para que pueda desarrollarse el proceso de transición de la linealidad a la circularidad.
Pero este cambio no es posible sin un análisis profundo de los comportamientos humanos y los estilos de vida y a todo un cambio social, educativo, ético y normativo. Porque esta transformación es necesaria en todos los niveles.
En el IPS llevamos varios años, al igual que la Unión Europea, poniendo el foco en el problema del cambio climático y la escasez de recursos y en cómo los principios de la Economía Circular generan oportunidades económicas, sociales y ambientales. Este cambio urgente de mentalidad no solo concierne a gobiernos y ciudadanos, también el sector privado, las empresas, son actores fundamentales.
Envases sostenibles
Somos firmes defensores de la economía circular, la única solución a nuestro alcance para frenar el desastre medioambiental al que estamos abocados. Sólo una industria sostenible, preocupada por ser baja en carbono, más eficiente en el uso de los recursos, más competitiva y menos contaminante, tendrá su hueco. Para el IPS la industria del cartón que transforma el papel para fabricar envases y embalajes lidera esa transición hacia una Economía Circular a través de una gestión forestal sostenible, el carácter natural, renovable, reciclable y biodegradable de la materia prima, unos procesos productivos limpios, eficientes y responsables, el liderazgo en la recuperación y el reciclaje, y la contribución a la generación de riqueza y empleo.
La sostenibilidad es uno de los ejes para entender los retos que están transformando el sector del envase y embalaje, y junto con el ecodiseño, la elección de la materia prima es clave para ofrecer mejoras a nivel medioambiental y de sostenibilidad. Apostar y priorizar materiales de envasado sostenibles, renovables, reciclables y biodegradables de reducido impacto ambiental como el cartón es, avanzar hacia una Economía Circular.
La clave es cambiar la forma de vida
En Helsinki se han abordado los distintos aspectos que coinciden a la hora de cambiar el modelo de sociedad para hacerla más sostenible social y medioambientalmente, y hay tres que tienen especial importancia: los cambios en la gobernanza pública en los Estados, las regiones y los municipios; la creación de entornos urbanos sostenibles, las llamadas ciudades circulares, y, lo más trascendental los estilos de vida y su impacto en el cambio, ya que índice directamente en las personas. En este sentido, se ha destacado la colaboración internacional y el trabajo en red de buenas prácticas; la creación de nuevas ciudades de pequeño tamaño con indicadores circulares medibles y la educación y la comunicación como soluciones para implicar a las personas en el proceso.
Y el resto de países están incorporándose a esta corriente europea de la economía circular. Japón fue el primero, países de América Latina como Chile, México y Uruguay lo han hecho este año, al igual que el continente africano con Sudáfrica o Ruanda, Australia y Canadá también se han unido y apuestan por ello, o China, que acaba de firmar un acuerdo de colaboración con la Unión Europea en materia de Economía Circular. Sólo queda que gigantes como Estado Unidos y Rusia sean capaces de darse cuenta del desastre medioambiental al que nos abocamos y apoyen las medidas que se están poniendo sobre la mesa para frenarlo.
Hay que involucrar al mundo en la misión de cambiar la forma de vida para salvar el Planeta.
(*) José Cabrera, presidente de IPS
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Esta tribuna puede reproducirse libremente citando a sus autores y a EFEverde
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