Un equipo de investigadores japoneses ha analizado el genoma de 13 especies de mamíferos y han descubierto que el elefante africano es el que posee un mayor número de genes relacionados con los receptores olfativos
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¿Quién tiene el sentido del olfato más desarrollado un chimpancé, un perro o un elefante? A priori, el cánido siempre ha demostrado gran habilidad olfativa. Sin embargo, al final, la verdad se esconde en ese libro de instrucciones de la vida que es el código genético. Un equipo de investigadores japoneses ha analizado el genoma de 13 especies de mamíferos y han descubierto que el elefante africano es el que posee un mayor número de genes relacionados con los receptores olfativos, más del doble de los que tienen los perros y cinco veces más que los humanos. Esto último ya se podría deducir, pues el ser humano no cuenta ya con un sentido tan agudizado como los animales, pues mediante el olor ellos encuentran comida, detectan presas y predadores, buscan pareja… Nosotros tenemos otras vías más cómodas para hacer todo eso.
El elefante africano cuenta con 2.000 genes olfativos de entre los 10.000 que han sumado las 13 especies estudiadas. Curiosamente sólo 3 de estos genes están presentes en todos los animales analizados. “La nariz del elefante no es sólo más larga, también superior en sus funciones”, comenta Yoshihito Niimura, autor de la investigación que se publica en el último número de Genome Research y profesor de Química Biológica Aplicada de la Universidad de Tokio. El investigador reconoce que todavía no está muy clara la correlación entre el número de genes y las funciones que desempeñan, aunque parecen ser importantes en el entorno del paquidermo que habita en África. También se han analizado de qué forma la evolución ha dado lugar a que “por el camino” las especies ganaran o perdieran genes respecto a sus antecesores evolutivos ¿Quiere decir esto que el elefante actual puede oler mejor que los extintos mamuts, por ejemplo? “No está claro, pero es posible. Por ejemplo, en el caso de los primates los ascendentes comunes del chimpancé y el hombre tenían muchos más genes olfativos. Sin embargo, en el caso del elefante africano puede que sus ancestros tuvieran menos genes de este tipo y que a lo largo de la evolución se hayan duplicado. También ayudará en este sentido la comparación con el elefante asiático, cuyo genoma estará pronto disponible. Podremos responder pronto a esas preguntas”, asegura Niimura en declaraciones a Efe Futuro.
El japonés hace una comparación con el daltonismo. “Las personas desprovistas del gen que detecta la longitud de onda de los colores rojo y verde no pueden distinguirlos. Con los olores ocurre algo similar, si no tienes el gen olfativo que permite detectar un olor en particular no podrás percibirlo”, añade.
No hay que confundir la variedad de los olores detectados con la capacidad para percibir un olor en concreto. “Algunos carnívoros no necesitan distinguir entre un montón de olores diferentes, pero son muy sensibles a aquellos aromas que sí pueden detectar”, asegura Niimura.
El equipo de investigadores confía en que comparar el repertorio de genes que poseen distintas especies, junto con estudios bioquímicos y electrofisiológicos, nos permitirán saber más sobre cómo olfateamos los humanos y qué olores nos perdemos –por suerte o desgracia- de los que nos ofrece la Naturaleza.