España tiene siete reactores nucleares operativos. Constituyen una fuente de generación estable, muy fiable, en base y que funciona de manera continua miles de horas cada año. De hecho, las centrales nucleares se distinguen por ser la tecnología que más horas opera, con unos indicadores de funcionamiento cercanos al 90%, por encima de los de la media mundial. También la nuclear es, año tras año, y lo ha sido en la última década, la que más electricidad genera. El 21% de la electricidad que consumimos en España es de origen nuclear.
A ello se suma su relevante contribución a la reducción de las emisiones contaminantes. Ante la situación climática que vivimos, es imprescindible hacer uso de todas las tecnologías disponibles no emisoras de CO2.
Y la nuclear es, sin duda, una de ellas. De hecho, en los últimos ejercicios las centrales nucleares han producido entre el 35% y el 40% de la electricidad libre de emisiones, lo que ayuda al deseado objetivo de alcanzar la neutralidad climática antes de 2050.
Así, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 contempla la continuidad de la operación de nuestro parque nuclear, ya que es esencial para la estabilidad del sistema, la producción de energía firme, la disminución del déficit energético exterior y la reducción de las emisiones de CO2 y que no presiona en la formación de los precios en el mercado mayorista de la electricidad.
La energía nuclear es, por tanto, un elemento clave y estratégico en la transición energética que España ha de afrontar en las próximas décadas. No obstante, las autoridades competentes deberían revisar el marco fiscal específico que grava al parque nuclear español para salvaguardar su viabilidad económica.
Algunos de los hechos impositivos soportan impuestos de forma redundante. Sin una tributación tan alta, la nuclear sería una energía muy competitiva para el futuro, esencial como palanca para alcanzar los objetivos energéticos y ambientales establecidos y ayudando en la recuperación económica de nuestro país una vez superemos la emergencia sanitaria en la que nos encontramos.
No me gustaría cerrar este artículo sin mencionar al conjunto de la industria nuclear española, que destaca por su gran nivel tecnológico y su experiencia acumulada, el altísimo nivel de conocimiento y preparación de sus cerca de 30.000 trabajadores, su apuesta por la excelencia, la innovación y la I+D+i y el reconocimiento internacional.
Una industria generadora de riqueza y empleo, que presta servicios y productos a todas las centrales españolas y a instalaciones nucleares en más 40 países. En definitiva, es esencial poner en valor el papel que el sector nuclear ha de jugar en la transición energética.
(*) Ignacio Araluce es presidente de Foro Nuclear.
[divider] [box type=”shadow” ]Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de EFEverde [/box]
Esta tribuna puede reproducirse libremente citando a sus autores y a EFEverde
Debe estar conectado para enviar un comentario.