El 2022 fue un año decisivo para el sector energético. La crisis que hemos vivido, y cuyas secuelas siguen afectando a día de hoy a muchos de nosotros, ha tenido un gran impacto en la economía mundial, poniendo de manifiesto el riesgo que supone no abordar a tiempo el reto de la transición energética.
La apuesta por las energías renovables, en este sentido, juegan un papel clave para poder garantizar un futuro más sostenible y limpio para todos.
Partimos de unos antecedentes bastante positivos, ya que, según un informe de la Red Eléctrica de España (REE), la cuota de generación de energía eléctrica procedente de fuentes renovables alcanzó un nuevo máximo en 2021, con un 46,7% del total.
Además, según afirma la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en el periodo 2023-2025 la aportación de las energías renovables en la generación progresará en España a un ritmo del 15% anual.
Como consecuencia, la producción eléctrica española de origen térmico cederá peso y las emisiones de CO2 en 2025 se reducirán en un 60% respecto a las de 2022.
España, entre los países europeos menos avanzados en la transición energética
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, ya que, el informe Energy Transition Readiness Index 2022, que evalúa y compara la preparación de los mercados eléctricos de 13 países europeos, revela que nuestro país se encuentra entre los menos avanzados en la transición energética, junto a Reino Unido, Alemania o Italia.
Por su parte, los países nórdicos lideran la lista siendo los más capacitados.
Por este motivo, hay una gran necesidad de avanzar en la transición energética tanto por el impacto en el medio ambiente como en la economía.
Las organizaciones están acelerando el ritmo hacia el Net Zero, impulsadas por la crisis energética para examinar tecnologías como los sistemas de almacenamiento y las ventajas de la flexibilidad energética de la infraestructura de recarga de vehículos eléctricos.
Es por ello que los gobiernos deben poner más esfuerzos en crear políticas para ofrecer mercados justos, transparentes y de fácil acceso que sellarán las inversiones privadas en la transición energética.
Por otro lado, el año pasado se vivió una situación excepcional donde los precios de la luz llegaron a alcanzar máximos históricos en Europa. Esto ha hecho reflexionar a todo el mundo sobre la urgencia de buscar una solución sostenible a largo plazo, en una sociedad cada vez más digitalizada.
En este sentido, las soluciones para hacer frente al elevado precio energético pueden ir desde perseguir la generación eléctrica renovable hasta luchar por una mejor electrificación de la economía.
Cuando hablamos de transición energética es inevitable hablar sobre el concepto “Buildings as a Grid”, un enfoque que tendrá un gran peso en los próximos años.
Consiste en que los edificios comerciales actúen como centros de energía, cubriendo sus propias necesidades energéticas, a la vez que dan apoyo a las de las ciudades que se encuentren en las mismas redes.
De esta forma, será posible avanzar hacia la descentralización energética, que supondrá una mayor implicación del usuario en la generación y gestión de la energía; desarrollar sistemas energéticos flexibles; acelerar la descarbonización consumiendo menos energía de red; reducir los costes energéticos y crear nuevas fuentes de ingresos.
Los gobiernos deben apoyar con rapidez el despliegue masivo de las renovables garantizando el acceso a toda la sociedad.
Además, nosotros, como ciudadanos, debemos ser más exigentes porque todo ello forma parte de un aspecto de interés público general.
(*) José Antonio Afonso es responsable del segmento Commercial Building de Eaton Iberia.
Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de Medio Ambiente y Ciencia en EFEnoticias y EFEverde
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