La conservación, restauración y empleo de plantas marinas en ecosistemas costeros supone una alternativa “efectiva” a las obras con materiales tradicionales para amortiguar los riesgos de inundaciones y erosión en áreas vulnerables como consecuencia del cambio climático.
Así se argumenta en un artículo, liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), publicado en la revista “Nature Climate Change” en el que se defiende el uso de plantas marinas como alternativa a los diques de cemento.
El trabajo, con la participación del Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria, propone un nuevo paradigma para proteger la zona costera ante las consecuencias del cambio climático, explica el CSIC en un comunicado.
Formados por macroalgas, praderas submarinas, manglares y marismas, estos hábitats son capaces de regular los flujos de nutrientes y el clima además de captar el dióxido de carbono de la atmósfera “y contribuir a su eliminación, al contrario que el cemento”, apunta en el comunicado el investigador del CSIC Carlos Duarte.
Estos hábitats se han visto reducidos entre un 25% y un 50% en los últimos cincuenta años y el nivel del mar ha aumentado entre 1,6 y 0,2 milímetros al año desde 1901, según el estudio, y se estima que en el año 2100 el aumento global sea de 21 a 48 centímetros.
Según el estudio, será necesario mejorar las estructuras costeras de defensa en todo el mundo durante las próximas décadas, “lo que requerirá una enorme inversión para adaptarse a las consecuencias del cambio climático”, explica el investigador del Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria Iñigo Losada.