Un estudio de siete investigadores españoles y portugueses sobre el comportamiento de los buitres leonado y negro en la Península Ibérica alerta de que la aplicación de políticas ambientales diferentes en países limítrofes crea fronteras ecológicas casi infranqueables.
Frontera hispano-portuguesa
Este estudio, publicado en el último número de la revista Biological Conservation y al que ha tenido acceso EFE, evidencia tras el seguimiento por satélite de 60 buitres leonados (Gyps fulvus) y de 11 buitres negros (Aegypius monachus) que la frontera hispano-portuguesa “actúa como una barrera casi impermeable”, para ambas especies.
El seguimiento de estos buitres ha demostrado que la diferente aplicación en España y en Portugal de la normativa que la UE adoptó en el 2001 tras la epidemia de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), que prohibió abandonar cadáveres de ganado en el campo, ha afectado años más tarde a la conservación de los buitres en ambos países.

El consenso de científicos y responsables ambientales españoles sobre los daños que esta prohibición ocasionaba en especies carroñeras y en la naturaleza ayudó a que España permitiese a partir del 2011 el abandono de cadáveres de ganado en el campo.
Esta medida benefició al buitre leonado, del que España alberga el 90 % de la población europea, con casi 25.000 parejas, y Portugal menos de mil, y al buitre negro, cuya población en España es de 1.845 parejas, y Portugal suma once.
Por el contrario, Portugal mantiene la retirada de animales muertos del campo y solo admitió, en el 2012, la excepción de algunas estaciones de alimentación de carroñeros, ubicadas junto a la frontera española.
El seguimiento de estos buitres durante varios años reveló que la frontera hispano-portuguesa se ha consolidado como “una barrera cuasi-impermeable” para estas aves.
La distancia media del buitre leonado a esta frontera fue de sólo nueve kilómetros en el interior Portugal, con una distancia máxima de 87 kilómetros, y de doce kilómetros, con 94 del lugar más alejado, en el caso de el buitre negro.
“Nuestros resultados confirman claramente que hay una gran diferencia en el comportamiento del buitre leonado y del buitre negro entre Portugal y España, pues los ejemplares nacidos en España rara vez vuelan más allá de la frontera portuguesa, especialmente a medida que la distancia aumenta, y los buitres españoles rara vez se alimentan en el lado portugués”, se señala en esta investigación.
Búsqueda de alimentos
Además, los modelos monitorizados indican una mayor densidad de lugares de búsqueda de alimento de ambas especies en España que en Portugal y que la densidad de ubicaciones “disminuyó constantemente en Portugal, mientras que dentro de España se mantuvo de manera constante en niveles más altos”.
El estudio revela también que buitres marcados dentro de un proyecto LIFE en Portugal “tienden a cruzar la frontera para alimentarse en España” y que las dos especies de buitres “rara vez se ven en Portugal, excepto muy cerca de la frontera con España o durante el período de migración de otoño”.
Los científicos descartan que esta “abrupta disminución” de la presencia de buitres en Portugal se asocie a diferencias geográficas o topográficas relevantes y la relacionan con la diferente legislación sobre la gestión de los cadáveres de ganado en el campo, que genera más alimento disponible en el lado hispano.
La investigación alerta de que aunque en la UE “cabría esperar” que las diferencias entre las políticas ambientales de cada país “se diluyeran mucho, porque todos han de cumplir con las directivas de la Comisión Europea”, se produce una “asimilación desigual” de las reglamentaciones comunitarias, “que puede tener un impacto en la conservación de la biodiversidad”.
Abogan, por tanto, por “la necesidad de una mayor integración” de las políticas veterinarias y ambientales comunitarias, y alertan de que decisiones nacionales “indeseables” en materia ambiental pueden tener “implicaciones significativas para la conservación, en especial para especies migratorias o de gran alcance”.
El estudio destaca la contradicción que supone que la restricción de carroña disponible en Portugal “socave la efectividad” de estrategias de conservación, en especial, de sendos proyectos LIFE dedicados a mejorar las poblaciones de buitres portugueses, presupuestados en 6,2 millones de euros.
“Nuestros hallazgos resaltan la necesidad de evaluar las posibles consecuencias ecológicas de la aplicación de medidas restrictivas, especialmente cuando afectan a especies en peligro, como los buitres”, sostienen estos ecólogos.
En su opinión, se debe de mantener el “sistema tradicional” de eliminación de cadáveres de ganado del campo, que conserva especies carroñeras “sin comprometer la salud animal y humana”. Efeverde
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