Ibiza y Formentera quieren sus aguas azules, no negras. Por Sara Pizzinato, Salvia Team

Publicado por: Redacción EFEverde 23 de julio, 2013

El pasado 9 de julio ocurrió algo que no muchas veces vemos en las portadas de los periódicos, y menos en las Islas Baleares: la unión de cuarenta entidades de Ibiza y Formentera con el objetivo frenar el proyecto de exploración de hidrocarburos de la petrolera escocesa Cairn Energy a menos de 30 millas desde su costa. Es decir, el 9 de julio nacía la alianza intersectorial Mar Blava bajo el lema “Ibiza y Formentera zona libre de prospecciones”. Organizaciones o entidades que en otras circunstancias no se hubieran relacionado entre sí, o que incluso se habrían considerado adversarios, se han puesto de acuerdo. Se podría clasificar como un hecho único en respuesta a una única amenaza.

La Alianza Mar Blava ya ha solicitado hablar con los Ministros de Medio Ambiente, Sr. Cañete, y de Industria, Sr. Soria, para pedirles la paralización del proyecto que podría acabar con la economía de la que dependen las islas. Todavía no ha habido respuesta por parte de ninguno de los dos, pero ayer lunes 22 de julio, el Ministro ha tenido que enfrentarse a las preguntas incómodas de la asociación Fomento de Turismo y de las PIMEEF en un foro sobre turismo en Mallorca.

La Alianza, que ha elegido como nombre Mar Blava (mar azul, en catalán) porque evoca la principal fuente de riqueza natural de las islas y una de sus señas de identidad, se compone a fecha de hoy de unas 40 entidades entre las que se encuentran administraciones públicas, empresas de sectores potencialmente afectados como pesca, turismo o náutico, organizaciones empresariales, sindicales, sociales y ecologistas,  e instituciones públicas y privadas. Todas ellas convencidas de que el proyecto petrolífero no es una realidad irrevocable y de que la suma de la fuerza de todos los sectores de las Pitiusas es clave ante un proyecto descabellado como el que el Consejo de Ministros aprobó a finales de 2010.

Se trata de un proyecto de investigación de hidrocarburos en aguas profundas hasta 1.400 m. del Golfo de Valencia que ha recibido licencia sobre cinco áreas marinas de unas 300.000 hectáreas en total entre la Albufera de Valencia y la costa de Ibiza. Todavía no se ha realizado ninguna labor de investigación sobre el terreno y el Ministerio de Medio Ambiente tiene en sus manos la decisión acerca de los permisos ambientales para las pruebas sísmicas. Aquella primera fase de la investigación que, mediante pulsos sonoros de muy alta intensidad, determina si en el subsuelo marino se encuentran posibles trampas geológicas en las que pudieran hallarse hidrocarburos para su extracción posterior.

Una práctica que supondrá que una embarcación dotada de cañones de aire comprimido generará explosiones cuyas ondas alcanzarán kilómetros de distancia bajo el agua. Estas pruebas sísmicas producirán un ruido ensordecedor, 100.000 veces más intenso que un avión a reacción, cada diez segundos, 24 horas al día, durante casi tres meses. Muchos son los informes que concluyen que el impacto acústico de esas explosiones sobre los organismos marinos puede llegar a ser letal, en una zona en la que se encuentran cetáceos, tortugas marinas y otras especies de gran valor.

Además, en el caso que se encuentre petróleo o gas apto para ser explotado, las repercusiones e impactos ambientales de los proyectos derivados (contaminación, perforación de los pozos, construcción de plataformas petrolíferas, vertido de agentes químicos, …) serían mucho más amplios, tanto en intensidad como en magnitud. Tanto es así que hace pocos días el catedrático Álex Aguilar de la Universidad de Barcelona, ante el Tribunal Supremo y hablando de las prospecciones en Canarias, ha explicado entre otras cosas cómo no se pueden minimizar posibles impactos de la perforación como la contaminación y difusión de metales pesados a las aguas circundantes los pozos, y que aún en pequeñas cantidades éstos tienen un alto nivel de toxicidad.

Hace unos días, precisamente, el diario británico The Guardian desvelaba la escalofriante noticia de que tan sólo en el pasado mes, hubo 55 descargas de agentes químicos e hidrocarburos ligadas a las actividades petrolíferas en el Mar del Norte. Un baño frío de realidad para una de las zonas en las que las petroleras se jactan de seguir las mejores prácticas medioambientales del sector.

Ante estas evidencias, la sociedad pitiusa ha decidido mover ficha y aliarse ante un proyecto petrolífero que constituye una amenaza intolerable para las islas. La Alianza se constituye con carácter abierto y hace un llamamiento a otras instituciones, empresas y a la sociedad a sumarse a la oposición unánime al proyecto petrolífero ante la costa de Ibiza.

Las Islas Baleares no son la única región sometida a los riesgos de la investigación para buscar hidrocarburos bajo el mar. Desde el golfo de León hasta las Islas Canarias, pasando por el delta del Ebro o el mar de Alborán, se siguen sumando las peticiones de petroleras para buscar las últimas reservas de combustibles fósiles bajo el lecho marino. Un fenómeno que además, se extiende por todo el Mediterráneo. Por ello la Alianza se fija el objetivo de coordinarse, intercambiar información y buscar estrategias comunes con otras plataformas y agrupaciones que se han manifestado en contra de proyectos similares.

Por otra parte, la Alianza Mar Blava supone un punto de encuentro, antes, difícil de imaginar. Y en Salvia, como Amigos de la Alianza y parte de la coordinación del Secretariado de ésta, nos gusta pensar que podrá generar aportaciones muy positivas e inesperadas.

 

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Sara Pizzinato, miembro de Salvia y coordinadora del Secretariado de la Alianza Mar Blava

Redacción EFEverde

Un equipo de periodistas especializados en periodismo e información ambiental de la Agencia EFE.